Libertad, estúpidos
Ad Líbitum ·
Se fijan en la 'mota' ajena y ocultan la 'viga' 'machadiana' propia; quizá acostumbrados al colectivismo borreguil unánime (...)Javier Pereda
Viernes, 6 de noviembre 2020, 00:11
Las peculiares elecciones para designar al presidente de los EE UU –el «primer martes después del primer lunes de noviembre»–, pueden alargarse hasta el 8 ... de diciembre ('Puerto Seguro'). El 20 de enero está previsto jurar el cargo. El elevado el número de votos por correo nos conducirá a un proceloso recuento; los republicanos ya han obtenido la primera victoria judicial en Pensilvania por fraude. En las elecciones del 2000 también se prolongó la elección entre Bush y Al Gore, al intervenir el Tribunal Supremo. Mientras tanto, el mundo entero (China, Rusia, Irán, Venezuela, Cuba, Unión Europea…) seguirán expectantes, porque Donald Trump y Joe Biden representan una concepción ideológica antagónica. Se ha vuelto a repetir el mismo fenómeno que se produjo en las elecciones de 2016, en las que los medios de comunicación daban como ganadora a la demócrata Hillary Clinton. Las empresas demoscópicas han vuelto a equivocarse (¿'tezanianamente'?), porque también auguraban una 'marea azul'. La izquierda ha gastado miles de millones de dólares en esta campaña. Ha contado con el apoyo de la inmensa mayoría de medios. Las plataformas de redes sociales han sesgado información para favorecer sus intereses. Pese a ello, los ciudadanos han hecho caso omiso al 'establishment' del Ministerio de la Verdad orwelliana, comportándose como ciudadanos libres. Existe una voluntad orquestada por las élites culturales progresistas —sin ánimo de alimentar tramas conspiranoicas— de instaurar un 'Nuevo Orden Mundial'. Ese plan diseñado para establecer un gobierno único global, controlado por sectores elitistas y plutocráticos (George Soros, Club Bilderberg, Rockefeller…), está impregnado del marxismo cultural que se implementa a través de los organismos internacionales. Esa deriva ideológica está representada, por ejemplo, en el ecotremendismo catastrofista del cambio climático (Protocolo de Kioto 'algoriano'), cuya activista y marioneta mediática, Greta Thunberg, cuenta con la cobertura de la revista 'Times', que la nombra personaje del año 2019; ecologismo que, curiosamente, impulsa un maltusianismo apocalíptico mediante las revoluciones sexuales de las ideologías de género del feminismo radical, que conducen al suicidio demográfico.
El apoyo de la Administración Obama a esta cultura del descarte se lleva a cabo a través de legislaciones en todos los países del mundo, promoviendo clínicas abortivas como 'Planned Parenthood'. Por el contrario, el partido rojo del elefante, durante el anterior mandato ha aprobado en quince estados la 'Ley del latido' (preservar la vida del 'nasciturus' después de la sexta semana). Con todos los defectos –innegables– que se le puedan achacar al actual inquilino de la Casa Blanca, también hay que reconocer que durante su mandato ha librado sin complejos y solo ante el peligro (a lo Gary Cooper), la batalla cultural de estas políticas liberticidas. La más reciente ha sido contra el movimiento 'Black Lives Matter' (¿y los blancos, las mujeres, los ancianos…?), defendido por el partido representado por el burro, para obtener rédito electoral del exasperante racismo ideológico; pero la esclavitud se abolió con Abraham Lincoln. El partido demócrata ha liderado la lucha de clases con la causa indigenista, en un anacrónico y falaz revisionismo histórico. Las vistosas revoluciones con actos vandálicos contra las estatuas de Cristóbal Colón, por el acto imperialista al servicio de la Corona de Castilla, de descubrir el Nuevo Mundo; o contra la de Miguel de Cervantes, autor del libro más leído del planeta, por ofrecer el habla del castellano; o la de Fray Junípero Serra –cuya estatua reside en el Capitolio– por descubrir California y transmitir la impagable evangelización de Jesucristo. El veterano candidato demócrata se declara católico y abortista: 'soplar y sorber, no puede ser'.
La célebre frase de Bill Clinton en las elecciones de 1992: «The economy, stupid», se puede superar; ya nos gustaría una tasa de desempleo del 7,9%, cuando tenemos 16,5%; o un número de muertos por millón de habitantes en Covid-19 de 707 frente a 771 (que no nos engañe el periódico del IBEX 35). Más bien, habría que corregirla por 'La libertad, estúpidos'. Algunos medios radiografían esas elecciones como: 'Un país dividido'. Se fijan en la 'mota' ajena y ocultan la 'viga' 'machadiana' propia; quizá acostumbrados al colectivismo borreguil unánime, en vez de la arriesgada apuesta por la libertad ideológica. Como acuñó el complutense y llegaría a constituir uno de los valores fundamentales de la mayor potencia mundial: «La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos».
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