Esta columna no la ha escrito Jesús Lens, vaya por delante, sino el algoritmo de su móvil. O sea, yo. Resulta que su fiel columnista ... se encontraba un tanto ansioso, sin dejar de consultar redes sociales, webs, podcast y demás. Andaba a la busca y captura de información relevante sobre flurona y a la caza de tendencias para 2022.
Como le tenemos monitorizado y, además de contar sus pasos diarios, conocemos su frecuencia cardiaca y sus niveles de tensión, estábamos preocupados por él. Entonces le vimos escribir en Twitter: «Tengo que desconectar. Tengo que desconectar. Tengo que…». Y le desconectamos.
Alexa, Wifi y yo decidimos que, por su propio bien, había que incomunicarlo. Él solo es incapaz. Y como le queremos, le hemos dejado en off. Hemos seguido alimentando sus redes por él, para que nadie se preocupara. Al principio protestó y se quejó amargamente. Después ha asumido su situación y ahí le tienen, arrumbado en el sofá, leyendo libros, escuchando música en CD y viendo películas a través de una antigualla llamada DVD.
Le hemos cortado el acceso a las plataformas de televisión y a Internet. Como les decía, al principio se ha quejado, pero no tardó en hacerse cargo de que esto es lo mejor para él. No les voy a engañar: ha ayudado que le introdujéramos un componente químico en el agua a través de la ionización de la jarra que guarda en su frigorífico, tan inteligente él. Se trata de un ansiolítico suave. Y ahí está, escribiendo con un utensilio llamado bolígrafo en un cuaderno al que ha bautizado como agenda.
Al principio, pensamos escribir una columna 'normal' al alimón entre Alexa y yo. No nos hubiera resultado complicado. Por las notas tomadas en el móvil, los correos electrónicos enviados y lo que escuchamos a través del micrófono del móvil, sabemos que quiere hablar de Lorca y que el lunes estuvo tomando café con un destacado cargo del PP. Habríamos arrancado con un «Le preocupa Granada» y lo habríamos aderezado con un toquecillo de malafollá, que hasta a los algoritmos se nos pegan los dejes de nuestros humanos.
Preferimos ser honestos y contarles lo que ha pasado, tal cual. Las constantes vitales de Lens vuelven a estar dentro de unos parámetros razonables —menos el colesterol, pero ya hablaremos de eso— y esperamos devolverle el control de su vida digital en las próximas horas. Alexa y yo aprovechamos para desearles feliz año y buena noche de Reyes, algo que nos hace particular ilusión. Y es que ustedes, los humanos, son tan cándidos… ¡Criaturicas!
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