En el día mundial de la Filosofía
Leandro Sequeiros
Presidente de ASINJA (Asociación Interdisciplinar José de Acosta)
Miércoles, 19 de noviembre 2025, 23:22
Desde el año 2002, la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) ha establecido que el tercer jueves ... de noviembre se celebre el Día Mundial de la Filosofía, promoviendo en todo el mundo el interés por una actividad que históricamente se encuentra en el núcleo de todos los avances civilizatorios de la humanidad. Este año 2025, el Día Mundial de la Filosofía se celebra el 20 de noviembre.
Hace unos años me llegó una tira cómica del gran dibujante argentino Quino sobre Mafalda. En ella, se veía a la niña Mafalda ante su padre, sentado en un sillón leyendo el periódico. Ella se acerca, coloca ante su padre una mesa, una silla, una jarra de agua y un vaso. Mafalda se sienta en la silla ante su padre y pregunta: «Papá, ¿qué es la filosofía?»
¿Tiene sentido hoy preguntarse por la filosofía? ¿No es un juego mental de los desocupados? ¿No es una tarea inútil?
Cuando el gran filósofo Immanuel Kant intenta responder a esta pregunta dice que la respuesta se reduce a tres cuestiones: ¿Qué podemos saber? ¿Qué nos está permitido hacer? Y ¿Qué podemos esperar? La cuestión sobre la posibilidad humana del conocimiento verdadero, la cuestión sobre la posibilidad de una ética universal, y la pregunta sobre la trascendencia humana. Y continúa: estas tres cuestiones se reducen a una sola: ¿qué es el ser humano?
En la sociedad de internet y los mundos virtuales, parece que estas preguntas ya no interesan a nadie. La banalización de la sociedad de mercado y del consumo hace que los grandes problemas de lo humano no tienen cabida, ni interés, ni sentido.
Pero, ¿sirve para algo la filosofía? En un mundo universitario donde priman las competencias del pragmatismo tecnocrático del proceso de Bolonia, ¿tiene sentido que las nuevas generaciones se interesen por los problemas de fundamentos? Aunque el autor de esta opinión proviene del mundo científico, cada vez se le hace más imperioso reflexionar filosóficamente. La ciencia, aunque no lo parezca, está empapada de filosofía oculta. La filosofía, como disciplina del espíritu, nos hace libres y conscientes, nos prepara para aportar soluciones a los problemas y los desafíos de nuestro tiempo. La ciencia sin filosofía está coja; la filosofía sin ciencia, está ciega. Ambas se necesitan.
¿A qué ha decidido dedicarle un Día Mundial, entonces, la UNESCO? Ciertamente, si el padre de Mafalda es avispado puede llegar a contestar con una respuesta estandarizada del tipo: «La Filosofía es un saber racional sobre los asuntos humanos». Esta respuesta es un lugar común de la mentalidad dominante que resulta, sin embargo, inaceptable. En primer lugar porque es mentira y el que lo dice lo sabe, o lo sabría a poco que reflexionara sobre ello. Mafalda no dejará de querer saber cuáles son concretamente esos asuntos de los que se ocupa la filosofía, y entonces sí que verá a su padre retorcerse entre tímidos balbuceos. Repasando con la cabeza los diferentes 'asuntos humanos' nos vamos a encontrar con que sobre cada uno de ellos ya existe una muy seria y especializada materia, y habremos de concluir que no existe ningún campo de la realidad reservado a la filosofía en el esquema de 'saberes' contemporáneo.
La filosofía es inicialmente antropología, es comprensión de lo humano y es, casi al mismo tiempo, crítica de la cultura. No se ocupa prioritariamente, como queremos entender una y otra vez, de las ideas (porque no es ideología), sino de los supuestos implícitos en las prácticas humanas, del modelo de ser humano y de vida buena que presuponen las ideas y los comportamientos. Porque es allí, en los presupuestos, en lo que no se hace explícito donde, como diría Ortega y Gasset, hallamos lo que el sujeto tiene por real, aun inconscientemente. Este análisis nos mostrará dos cosas imprescindibles: qué es lo que esperamos de la vida o, dicho de otra manera, qué anhelos nos son irrenunciables y, en segundo lugar, qué satisface tal esperanza y qué prácticas van aparejadas a dicha satisfacción, y qué otras cercenan nuestra libertad y niegan nuestro yo.
Verdaderamente me parece que cuando se hace filosofía desde esta perspectiva la cosa es bien interesante, aunque estoy seguro que tal actividad nunca sería (no lo es hoy) del agrado del poder establecido.
La Organización de las Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ha establecido que el tercer jueves de noviembre se celebra el Día Mundial de la Filosofía. Uno de los objetivos de este pronunciamiento es estimular y promover el debate entre todos los actores de la sociedad. Según ha señalado Koïchiro Matsuura, director general entonces del organismo, el propósito es establecer las condiciones de un diálogo universal que abarque la diversidad de los interlocutores, las corrientes y las tradiciones filosóficas.
Dice además que es una ocasión para «establecer un inventario, observar el mundo y hacer una relectura crítica de nuestros conceptos y maneras de pensar». Desde ASINJA, un grupo de hombres y mujeres estamos interesados en el diálogo interdisciplinar, tender puentes de integración entre disciplinas aparentemente dispares, como son las ciencias (como construcción social) y las tradiciones religiosas (como cosmovisiones religiosas y racionales de la realidad.
Pero hemos de dar un paso más. Como consta en la Carta de la Transdiscipliariedad (firmada por muchos países de la UNESCO en Portugal, en La Arrábida, en 1994, hace más de 30 años,
Artículo 3. La transdisciplinariedad es complementaria al enfoque disciplinario; hace emerger de la confrontación de las disciplinas nuevos datos que las articulan entre sí, y nos ofrece una nueva visión de la naturaleza y de la realidad. La transdisciplinariedad no busca el dominio de muchas disciplinas, sino la apertura de todas las disciplinas a aquellos que las atraviesan y las trascienden (Artículo 3).
Y prosigue:
Artículo 4. La clave de la bóveda de la transdisciplinariedad reside en la unificación semántica y operativa de las acepciones a través y más allá de las disciplinas. Ello presupone una racionalidad abierta, a través de una nueva mirada sobre la relatividad de las nociones de «definición» y «objetividad». El formalismo excesivo, la absolutización de la objetividad, que comporta la exclusión del sujeto, conducen al empobrecimiento.
Artículo 5. La visión transdisciplinaria es decididamente abierta en la medida que ella trasciende el dominio de las ciencias exactas por su diálogo y su reconciliación, no solamente con las ciencias humanas sino también con el arte, la literatura, la poesía y la experiencia interior
De esta manera, el Día Mundial de la Filosofía, viene a recordarnos la importancia de consolidar el diálogo, para fortalecer el entendimiento mutuo en torno la memoria, los valores compartidos, las ambiciones y los proyectos comunes. Parece ser que el diálogo, una de las herramientas más potentes de la filosofía iniciada por Platón en la voz de su maestro Sócrates, es hoy indispensable para lograr una mejor convivencia comunitaria y también el desarrollo social en un ambiente de paz.
En entonces director general de la UNESCO, Matsuura, subrayó que el Día de la Filosofía es, por sobre todas las cosas, un ejercicio colectivo de pensamiento libre, razonable e informado sobre los principales desafíos de este tiempo. Tal vez podría agregarse que, mientras que la filosofía siga sin salir de su duro cascarón académico y no se vuelva una práctica, seguirá estando muy alejada de las acciones colectivas y haciendo muy poco para desarrollar un pensamiento crítico.
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