Lealtad y sumisión
Puerta Purchena ·
«El asunto del agua aún no se ha solucionado desde los tiempos de los procuradores en Cortes, en aquel invento de la democracia orgánica»José María Granados
Jueves, 11 de julio 2019, 00:27
Pepe 'El Tomillero' es de los que piensan que hasta que esos políticos que nos representan no vayan todos a una en la reivindicación de ... lo que Almería necesita, la provincia vivirá a expensas de lo que se decida a 'pichicientos' kilómetros de aquí y por quienes a la hora de tomar decisiones lo hacen no en función de la necesidad, sino en base a sus necesidades. Es la historia que, por mucho que nos digan que no, se repite y que nos deja, como se decía antes, compuestos y sin novia o, como también se dice ahora, compuestas y sin novio o, ampliando los términos al s. XXI, compuestas y sin novia o compuestos y sin novio.
Solo basta con echar un ojo a lo que se nos repite una y otra vez desde las tribunas para que pongamos en marcha nuestras buenas dosis de paciencia y nos quedemos en solo eso y a la espera de que llegue el día en el que algo sobre en algún lado y nos toque como regalo en la tómbola. Los parlamentarios de Almería han demostrado ser leales a su partido y sumisos a su jerarquía.
Todos –da lo mismo la Cámara en la que se encuentren- miran al jefe de filas y pulsan el botón del voto o giran la llave del marcador en función del movimiento que les indican no quienes los han elegido, sino quienes los han puesto. Y ahí está la cuestión, que si les dicen desde su partido que se tiren de cabeza al río, lo harán al instante por muy fría que pueda estar al agua o sin ponerse a pensar si saben o no nadar y qué de profundo estará. Cuando quienes les reclaman que lo hagan son sus electores y sus paisanos, lo único que hacen es consultar con su jefe de filas lo que deben hacer y claro, en cuanto éste inicia la respuesta con una pregunta tan sutil como: «¿A ti quien te da de comer, Almería o el partido?», se echa mano de las recomendaciones del día y se navega ante la opinión pública.
Por eso, en este encuentro semanal, 'El Tomillero' me pide que haga una lista de todo lo que Almería reivindica en la actualidad y que después acuda a la hemeroteca más cercana, coja a voleo un tomo amarillento y busque. Le pillo la palabra, subo al coche mientras mentalmente enumero necesidades y tiro en dirección al Mamí, me identifico en la puerta, accedo al complejo, encuentro el edificio, paso a la sala, pido un tomo amarillo de la prensa provincial e indico que me da igual el año, pero que se note antiguo, me lo traen, le limpian el polvo, me lo entregan y ¡zas!, no pasa un minuto y leo: ¡Franco, agua!
Hace unas semanas, en la recuperada Feria Agrícola celebrada en el Palacio de Exposiciones de Aguadulce, esa era una de las reivindicaciones que más se escuchaban en stands, pasillos y foros. Pues mira que ha llovido y el asunto del agua aún no se ha solucionado desde los tiempos de los procuradores en Cortes, en aquél invento de la democracia orgánica. Después me acuerdo del consejo que un día me dieron en los escolapios. «Cuando te sientas confundido, coge un Evangelio, ábrelo por cualquier página y encontrarás la solución». Me niego a hacerlo, temo que tal y como están las cosas me salga Mateo 27:5 en relación a Judas «Entonces, arrojando las piezas de plata en el templo, salió, y fue y se ahorcó».
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