Languided
A la última ·
alba carballal
Domingo, 13 de junio 2021, 02:36
Aunque parezca lo contrario –y más tras año y medio cavando un hoyo existencial en el que refugiarnos de una situación de hostilidad– no estamos ... deprimidos. No tenemos ansiedad, ni estamos estresados, ni estamos simplemente cansados de remar hacia ninguna parte. Lo que nos pasa, dicen los psicólogos, es que tenemos languidez. A saber, un desgaste emocional cuya coctelera está llena de una mezcla equilibrada de desmotivación, falta de concentración y abandono. Y todo esto nos lo bebemos a pelo, sin una triste gota de vodka. Por eso llevamos tantos meses con ganas de irnos a la francesa, sin despedidas ni gaitas fritas. Y por eso nos morimos por hacer deprisa las maletas y mandarlo todo a tomar viento.
Todos estamos lánguidos. También los países, y las instituciones. Y si no que se lo pregunten a la Comisión Europea y al Gobierno de Londres, que han vuelto a entrechocar los cuernos en una crisis diplomática: Boris Johnson se resiste a aplicar el Protocolo de Irlanda del Norte –fundamental para que la frontera entre este país y la República de Irlanda permanezca abierta– y Bruselas está que trina. A estas alturas ya no sé quién estará más depre, si Maros Sefcovic –vicepresidente de la Comisión– o David Frost –ministro y hombre de confianza de Johnson–, pero por el jeto de muertos en vida que gastan, la competición debe de estar reñida. Angustiados o no, mucho me temo que las caras largas todavía les van a durar un par de telediarios. Pues igual que al resto, me dirán ustedes. Y tendrán razón. Pero, si de mí depende, escojo la filosofía de Jeff Bezos, que ya subasta plazas para su primer viaje espacial. Antes muerto que sencillo. Y, sobre todo, antes en la estratosfera que lánguido.
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