Las relaciones de pareja
Aunque cada vez hay una mayor mentalidad feminista, aún existe demasiada dominación masculina
Juan Santaella
Miércoles, 25 de octubre 2023, 23:10
No hace muchos años, coincidí en mi clase con una estudiante inquieta, activa, aplicada, pero insegura. Descubrí que era valiosa, profunda y madura, y precisaba ... apoyo para optimizar su rendimiento. Esa alumna hoy es doctora en sociología y profesora universitaria (confía tú también, ahora, en tus alumnos y les darás alas).
En la Introducción a su tesis, cita a su profesor de Lengua y Literatura, porque, según ella, «fue la primera persona, aparte de mi madre, que creyó en mí». Hoy, Isabel María Árbol Pérez es una mujer preparada y segura, dispuesta a aportar cuanto tiene, que es mucho, para la consecución de un mundo mejor.
En su tesis doctoral, de una tremenda actualidad, 'Las relaciones de pareja: un estudio a través de la paz de género', sirviéndose de datos emanados de las Encuestas de Población Activa, de Estructura Salarial, de Empleo y de Calidad de Vida, analiza las relaciones de parejas homosexuales y heterosexuales, a través del análisis del reparto de tareas, como fuente de desigualdad y conflicto. Todo esto lo realiza mediante entrevistas personales con las parejas, por separado. Espero que pronto publique dicha tesis, porque será de enorme interés.
Los resultados de su investigación son muchos e importantes: las parejas, aunque con conflictos, pueden convivir pacíficamente si practican la comunicación y el amor; el conflicto es algo cotidiano, y, muchas veces, viene dado por causas ajenas a la pareja como trabajo, dinero y relaciones familiares; hay un fuerte componente de género en las parejas heterosexuales, no así en las homosexuales; las parejas homosexuales son más positivas ante el conflicto, su gestión y su resolución, que las heterosexuales, y, dentro de las primeras, más aún las parejas lesbianas; la paz de género existe pero bajo una premisa de desigualdad...
Y es que debido a los roles clásicos asignados, las mujeres han estado ligadas a un comportamiento estereotipado de cuidadoras del hogar, los hijos y el marido; mientras que al hombre se le asignaban comportamientos más veleidosos como ser fuerte, valiente y creativo.
Aunque cada vez hay una mayor mentalidad feminista, los modos de comportamiento son muy difíciles de cambiar, pues aún existe demasiado machismo en la sociedad, al que Bourdieu ha llamado «dominación masculina», pues se entiende que los cuidados son exclusivos de la mujer, y no una tarea compartida. Por todo ello, la paz de género no existe, a pesar de los avances logrados.
Aunque el libro es muy rico en matices y en temas muy diversos, quiero terminar con una cita de la autora, atribuida a Oranich, para el que luchar exclusivamente por los derechos de la mujer no es feminismo; luchar por la igualdad y la justicia y movilizarse contra una estructura ideológica injusta, sí lo es. Por eso, la primera ola de feminismo empezó con la Revolución Francesa, en un ambiente en el que predominaban las ideas de igualdad, justicia y fraternidad, y donde se entiende que la desigualdad de géneros era un grave problema y precisaba solución. Es más, fueron las mujeres las iniciadoras de la Revolución Francesa, manifestándose en Versalles, porque sus hijos morían de hambre.
Según la Dra. Árbol, el gran reto del Estado es erradicar esta mentalidad machista, tantas veces dramática, y lograr en ámbitos educativos, sociales y laborales hábitos sociales nuevos.
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