Miguel Ríos

Miguel nació en el Cercado Bajo de Cartuja. De familia humilde, es el benjamín de siete hermanos, cuyo padre murió muy joven, y la madre, mujer valiente, afrontó la situación. Allí, en su barrio, vivió las dificultades económicas de las familias, pero, también, los afectos, la unidad y la felicidad de la gente. Arraigado a los suyos, fue pronto una persona segura, y, a los 17 años, voló a Madrid, acompañado sólo de osadía, y de querer aprender una música desconocida en Granada, el rock and roll, de origen estadounidense, atraído por ella, tras escuchársela a Elvis Presley. Él, como tantos amigos suyos, que serán testigos de su concierto: Ana Belén, Víctor Manuel, Serrat, Iñaki Gabilondo, Luis García Montero, Juan Vida, José Sánchez Montes…, fueron capaces de iniciar un cambio cultural, tan necesario en España.

El rock representaba para Miguel un grito de libertad; la expresión de la rebeldía juvenil frente a un sistema arcaico y carcomido. Por eso, según Miguel, «el mundo es otro desde la llegada del rock and roll», porque sus canciones eran auténticos himnos que pretendían transformar el mundo y construir, caso de España, años 60-70, un país libre.

Y tras mucho esfuerzo, solo en Madrid, sin avales, empezó a destacar. En 1969, año de la llegada a la luna, con solo 25 años, en todo el mundo, empezó a oírse el 'Himno de la alegría', adaptación de la Novena Sinfonía de Beethoven. Ya antes, había creado 'Vuelvo a Granada', y después vendrían: 'Bienvenidos', 'El rock de la cárcel', 'Santa Lucía', 'El río', 'Lúa', 'Santa María'... Más de siete millones de discos vendidos en todo el mundo, y ha ocupado los primeros puestos de las listas de éxitos de EE UU, Reino Unido, Alemania, Japón, Suecia, Italia, Austria, Holanda, España o Canadá. Además, en Latinoamérica, Miguel es un icono de modernidad y de lucha por la libertad.

Su concierto de este fin de semana servirá para ayudar al desarrollo de la Fundación Miguel Ríos (FMR), de carácter benéfico, puesta en marcha para ordenar, archivar y cuidar su legado, y, también, a través del Espacio Caja Sonora, recoger toda la música pasada, presente y futura de Granada, y dinamizar ideas relacionadas con ella.

Miguel siempre ha luchado para que a nadie le ocurra lo que a él: terminó la educación primaria en los Salesianos, y no pudo continuar el Bachillerato porque no tenía medios. Por eso siempre luchó por la libertad, que significa igualdad de oportunidades. Miguel Ríos, medalla de oro e hijo predilecto de Granada, es muy querido en ella. Persona cabal, ídolo de masas, estrella refulgente del rock and roll, granadino de fama mundial, es, sobre todo, un hombre bueno, al que no le gustan las fronteras («si no existieran, para mí sería fenomenal»), sencillo y comprometido con los que menos tienen, porque a esos perteneció él, y nunca lo olvida.