Malalmuerzo, los albores del homo sapiens

Mientras que Europa central (Francia, Alemania o Polonia) estaban cubiertas de hielo, debido a la última glaciación, que asoló Europa hace entre 23.000 y 19.000 años, la Península Ibérica, especialmente la zona del sur y del levante, tenía un clima que permitía vivir de forma agradable. Según Cantalejo, en Moclín, junto al río Velillos, y frente a sierra Nevada, cuya vista se divisa, la temperatura sería siete grados inferior a la actual, y los sapiens podían vivir entre bosques de coníferas, y con una fauna y una flora muy abundantes.

La cueva, que tiene pinturas paleolíticas, ha sido expoliada durante todo el siglo pasado, y en nuestros días, llevándose de ella materiales del paleolítico y del neolítico (los dos períodos de ocupación de la misma), para venderlos en el mercado negro. Es más, sabemos que en los años ochenta del siglo pasado, se vendió en dicho mercado una hoja de hacha de piedra con una cabra montesa tallada, por un millón de pesetas.

En 2016, a raíz del despojo permanente que la cueva sufría, Cantalejo, avisado por Antonio Montufo, de la Delegación de Cultura de Granada, acudió con su equipo, y trabajó en ella, de manera desinteresada, durante una semana, y se encontró un diente de enorme interés. Tras el análisis realizado, también de forma gratuita, por el Instituto Max Planck de Geoantropología de Alemania, cuyo estudio fue publicado por la prestigiosa revista científica Nature Ecology and Evolution, el dueño del diente es el segundo sapiens más antiguo de Europa (el primero se encontró en Bélgica, hace 35.000 años), que corresponde a un hombre joven de entre 25 y 30 años, con buena salud y bien alimentado.

Malalmuerzo, catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC), se ha abierto al siglo XXI. Según Wolfgang Haak, del Instituto Max Planck, «Malalmuerzo es la prueba irrefutable de que Iberia fue el refugio principal de grupos paleolíticos durante la Edad de Hielo». «Nos han dado el Oscar», dice Cantalejo. «Ahora, tenemos que asumir compromisos para que los equipos de investigadores puedan conseguir financiación… Jugamos la Champions porque no hay datos fiables tan antiguos en Europa». El diente de Malalmuerzo nos ha situado en el mapa internacional. Los últimos habitantes de esta cueva abandonaron el lugar cuando a miles de kilómetros se pintaban las cuevas de Altamira.

Sin embargo, no hay un programa de investigación, a pesar de la importancia que sus entrañas albergan. La cueva, ahora mismo, está cerrada, a la espera de que la autoridad competente, la Junta de Andalucía, decida sobre su futuro. Fernández Sánchez, profesor de historia, paleontólogo, y muy preocupado por la cueva, dice que en la misma sala en la que se encontró el diente hay mucho material interesante. Tanto el alcalde, Marcos Pérez, como todo el municipio de Moclín están muy preocupados por el abandono persistente que la cueva ha padecido y sigue padeciendo, a pesar de la importancia internacional de los hallazgos encontrados.