El intelectual y la política
Para Canfora, neonazi no es un insulto, es una valoración que observa claramente en la concepción política de Meloni
Juan Santaella
Miércoles, 20 de noviembre 2024, 23:08
El prestigioso intelectual italiano Luciano Canfora, de fama mundial, catedrático de Filología Clásica en Bari, que acaba de publicar en España su último ensayo: 'El ... fascismo nunca ha estado muerto' (Bauplan, 2024), y que llamó «neonazi en el ánimo» a Meloni, en una conferencia en 2022, cuando ésta estaba en la oposición, se enfrentaba a un juicio el pasado mes de octubre, denunciado por la mandataria, aunque, finalmente, Meloni ha retirado la denuncia, tres días antes de celebrarse. Para Canfora, neonazi es una categoría política, como neoestalinista o neoliberal, pero no es un insulto, es una valoración, que observa claramente en la concepción política de Meloni –tan satisfecha hoy con el triunfo de Trump–. Para Canfora, el núcleo del fascismo es el supremacismo racista, al defender una supuesta comunidad natural, integrada por ella y los suyos, que pertenecen a la élite, «esa gente que cree ser genéticamente superior a los demás». Los otros son inferiores... Es un hecho escandaloso, caracterizado por el «supremacismo blanco y la xenofobia en el corazón». Precisamente, la migración, de origen africano, que tanto preocupa en Europa a estas élites, ha sido afrontada por la líder italiana, con el beneplácito de Ursula von der Leyen y del PP europeo, poniendo trabas al rescate de inmigrantes por las organizaciones humanitarias, lo cual contraviene el Derecho Internacional; y externalizando a Albania a los solicitantes de asilo, mientras se tramitan sus peticiones, en dos ocasiones, acciones ambas denunciadas por Amnistía Internacional, y rechazadas por la justicia italiana.
Además, según Canfora, la censura es permanente en Italia, sobre todo a intelectuales, con varias querellas, la mayoría desfavorables al Gobierno. «El fascismo, afirma Luciano, no se convirtió en dictadura desde el primer día. Hay motivos para alarmarse. Esperemos que se detenga a tiempo».
Según el intelectual, Meloni declaró, cuando fue nombrada primera ministra, que provenía del Movimiento Social Italiano (MSI), llamado así por la República Social de Mussolini; y que tomaba el relevo de Almirante y Pino Rauti (fundadores del MSI), nacionalsocialistas declarados. Respecto a los dos años de su mandato, Canfora hace suyas las palabras de Liliana Segre –superviviente del Holocausto, activista y senadora–, quien ha dicho este verano que «con el Gobierno actual, lo que antes a uno le avergonzaba, ser abiertamente fascista, se puede hacer sin problemas. Tenemos manifestaciones fascistas, sin que nadie les moleste, porque tenemos este Gobierno».
Otro elemento, también presente en el fascismo originario, según Canfora, y que define a este gobierno italiano es el juego con la libertad, al que ya se refería Berlusconi cuando hablaba de la «Casa de las Libertades», lo cual significaba: Haz lo que quieras sin ninguna limitación, arrinconando al poder judicial, con evasión fiscal, y que gane el más fuerte. Eso es la libertad para ellos, cuando la libertad en democracia ha de significar igualdad de oportunidades, y empoderamiento de los débiles.
Es obvio que el fascismo sobrevivió a la derrota del Eje en 1945. En España, el franquismo pervivió treinta años, tras esta fecha. En su ensayo, se alarma por uno de los grandes males de nuestro tiempo: la consolidación de la extrema derecha como opción política –ahí tenemos a Trump, que acaba de arrasar–, pues «el fascismo se ha adaptado a la situación actual para garantizar su supervivencia, y sigue vivo».
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