Cuánto cuesta vivir
Francisco Delgado representa la lucha permanente por defender los derechos de los emigrantes
Juan Santaella
Miércoles, 23 de agosto 2023, 23:16
En los últimos cinco años, según Caminando Fronteras, 11.000 inmigrantes han perdido la vida en las costas atlántica y mediterránea. Mientras que esta tragedia ... nos interpela a todos, a los países europeos les preocupa más controlar la emigración que proteger el derecho a la vida.
Sorprende que los españoles tengamos una actitud tan poco receptiva con ellos, cuando hemos sido un país de emigrantes: la primera gran oleada fue tras la Guerra Civil (cerca de medio millón se exilió a Francia, y muchos más se fueron a Sudamérica y a otros países); y, más tarde, entre los años 1960 y 1973, emigraron a Europa (Alemania, Bélgica, Suiza, Holanda, Francia…), más de dos millones de españoles. Muchos de ellos de manera irregular (en 1960, el 70%, según el Ministerio de Trabajo).
De esos emigrantes, conozco a uno que es ejemplar, Francisco Delgado Muñoz. Vivió 26 años en Alemania, aprendió el idioma y ayudó mucho a sus compañeros españoles. Paco vivía en Huétor Vega, se fue a Alemania, con Adolfo Hernández Meyer (de madre alemana), amigo suyo. Por la tarde iba al colegio alemán, y eso le permitió ser delegado sindical en la empresa, defendiendo a españoles y alemanes. Iba por las residencias de españoles para interesarse por ellos: les rellenaba giros, los asesoraba laboralmente y les aclaraba dudas. Allí se casó y tuvo tres hijos. En 1984 le dio el primer infarto. En 1987, lo jubilaron.
Vuelto a Granada, descubrió las carencias enormes que tenían los emigrantes retornados y se dedicó a asesorarlos, a resolver sus problemas y a darles clases particulares a sus hijos, para que no se les olvidara el idioma. Todo esto lo pagaba de su bolsillo (él sabrá lo que gastó), hasta que nos conoció a los representantes de las diferentes administraciones que nos volcamos con su proyecto. A raíz de ese apoyo, creó la Asociación Granadina de Emigrantes Retornados (AGER), que cuenta hoy con más de dos mil socios, y atiende a miles de personas, donde se les presta asesoramiento laboral y de seguridad social; les traducen miles de cartas procedentes de toda Europa; imparte clases de alemán y francés; y ha resuelto todo tipo de trámites administrativos ante las autoridades competentes, tanto extranjeras como españolas.
Cuando vio que su presencia en AGER no era necesaria, se dedicó a colaborar, altruistamente, con el Centro de Tercera Edad del Zaídín, donde tramita pensiones, bajas, petición de ayudas públicas…, tanto a nacionales como extranjeros. Paco ha dedicado su tiempo, su esfuerzo, su dinero y su vida al servicio de la gente, para hacer un país más justo y más humano, demostrando lo decisivo que puede ser un hombre para transformar su mundo. Hoy, con 82 años y una salud delicada, sigue haciendo de su vida una entrega permanente. Que tu esfuerzo, Paco, no haya sido inútil, y que el ejemplo de hombres abnegados como tú se expanda en esta sociedad que vive preocupada solo por el bienestar personal y el disfrute de lo efímero, sin darse cuenta de que la felicidad de las personas se logra luchando por los otros, sobre todo por los más débiles, como tú hiciste y sigues haciendo. Como decía Cicerón, «los hombres se asemejan a los dioses cuando hacen el bien a la humanidad».
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