Antonio Torres, un ser irrepetible
Tanto fue su prestigio en la lucha contra la droga, que llegó a ser un referente nacional
Juan Santaella
Miércoles, 14 de junio 2023, 23:23
En los años 80 y 90 el consumo de drogas era un grave problema, junto con el paro y el terrorismo. Muchos jóvenes se inyectaban ... heroína, muy adictiva, y de gran mortalidad. Además, el problema se agravó con la aparición del VIH, que, en los años noventa, llegaron a producir 4.300 muertes anuales. Hoy, tenemos muchos más medios (disponemos de una amplia red de tratamiento, y los profesionales disponen de medios y experiencia); sin embargo, hay un gran hándicap, pues la población, erróneamente, no considera a la droga como un problema: de ser la segunda preocupación en 1994, para el 51,6% de la población, hoy solo preocupa al 0,2%. Pero los jóvenes siguen consumiendo mucha droga, sobre todo cannabis y cocaína. Y Granada es el epicentro del cultivo de marihuana de España, y, en Europa, es famoso el cannabis granadino.
Recientemente, el precursor de la lucha antidroga en Granada, Antonio Torres Sánchez, ha muerto. Él fue el creador del Centro Provincial de Drogodependencias (CPD), que dirigió durante 24 años. En 1985 el Ayuntamiento de Granada le encargó la puesta en marcha del primer centro municipal para abordar las adicciones a la droga en Almanjáyar, y dos años después fue fundador y director del Centro Provincial, financiado conjuntamente por la Diputación y la Junta de Andalucía. La situación era difícil y dramática. Familias enteras veían cómo sus hijos fallecían irremediablemente cuando los había enganchado la heroína. Antonio, excelente profesional, hombre bueno y muy humano, era el valle de lágrimas de autoridades, que acudían a él buscando socorro para personas jóvenes de su pueblo, de familias angustiadas, y de drogadictos que habían entrado en un mundo terrorífico del que no podían salir.
Frente al drama colectivo existente, Antonio, con un grupo de profesionales abnegados, se lanzó a una aventura en la que era muy difícil triunfar, porque había pocos medios, y pocos conocimientos aún para sacar a tantos dependientes del abismo. Cada vez más, se fueron iniciando terapias y sistemas de intervención, y nuestro CPD se consolidó como uno de los más eficaces y prestigiosos del país. Tanta fue la profesionalidad de Antonio Torres, que llegó a ser un referente nacional, y, por eso, se le invitaba a hablar de dependencias en universidades, en el Parlamento Andaluz, en comisiones de asesoramiento a gobiernos autonómicos, en ayuntamientos o diputaciones. Tras 24 años de esfuerzo, al abandonar el programa, pudo percibir que la gran maldición de la heroína (el terrible 'caballo') casi había desaparecido. Antonio, en medio de tanto desgarro humano, nunca perdió la esperanza ni la sonrisa. Era un hombre de temple para un duro trabajo. Cuando lo cesaron (decisión absurda y meramente política, cuando los grandes profesionales nunca trabajan por unas siglas) solo dijo: «Gracias por la confianza depositada en mí durante estos años», y no se lamentó de nada ni de nadie.
Granada nunca podrá agradecer lo que hizo Antonio por los más necesitados. Porque esos llegaron a ser los suyos: los que no podían disponer de su cuerpo ni de su voluntad, usurpados por la droga. ¡Que tu profesionalidad, tu sonrisa permanente y tu ilusión persistan en los que han continuado tu difícil y abnegada tarea!
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