2024, un año complejo
Esta Navidad ha sido sangrienta en Gaza y, en Belén, donde nació Jesús, no hay paz sino guerra
Juan Santaella
Miércoles, 27 de diciembre 2023, 23:28
En esta Navidad, hemos celebrado la encarnación de Dios en un niño pobre, que más tarde fue mostrando sus valores: misericordia, perdón y amor universal. ... Y según las Bienaventuranzas, los más importantes son los pobres de espíritu, los que lloran, los humildes, los que tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos, los limpios de corazón, los pacíficos y los perseguidos por causa de la justicia. Pero esto, difícilmente, se cumple. Veamos.
En España, habría que «evitar, en 2024, como ha dicho el rey en su discurso, que nunca el germen de la violencia se instale entre nosotros». Esto se logra respetando la Constitución, y a las instituciones (defendiéndolas). Las descalificaciones, la agresión y el insulto, no deben admitirse en la vida política, cuando el pueblo convive en paz con familiares, amigos y vecinos de ideas diferentes.
En 2024, las guerras deberían terminar: las conocidas (Ucrania y Gaza), y las desconocidas, igualmente devastadoras (Siria, Burkina Faso, Somalia, Sudán, Yemen, Nigeria…). Ni Putin ni Netanyahu pueden seguir atacando de manera indiscriminada a un pueblo, bajo el pretexto, en el caso de Israel, de la existencia de unos terroristas que tendrán que ser detenidos y ajusticiados, pero no a costa de vidas inocentes de niños, mujeres y ancianos.
La Unión Europea corre un serio problema en 2024. En las elecciones de junio nos jugamos mucho: o triunfan los partidos que defienden una Europa fuerte (básicamente liberales y socialdemócratas) o los populismos radicales (especialmente la extrema derecha) que propugnan volver a los Estados Nación. De ganar éstos, hay peligro de que la Unión Europea se debilite y naufrague.
En EE UU se celebrarán elecciones en noviembre, y si los jueces no lo remedian, rechazando a Trump, por el asalto al Capitolio, posiblemente venza éste, con consecuencias nefastas para Europa, por su falta de compromiso con la OTAN y con la UE, y por su entendimiento con Putin y su nefasta influencia para la guerra de Ucrania.
En este próximo año debe consolidarse la fuerza del feminismo que por haber sufrido divisiones, y por la presencia de Vox, que evita hablar de la violencia de género, está renaciendo un ataque más virulento hacia los derechos de la mujer.
Bajo la presidencia española, el Consejo y el Parlamento Europeo han alcanzado un acuerdo sobre el pacto de migración y asilo, tras muchos años de discusión, que restringe la entrada de inmigrantes, y fija cuotas que debe aceptar cada país, o pagar una cantidad en caso de que rechacen hacerlo. Aunque es muy restrictivo, sin embargo, representa un marco jurídico necesario, como ha reconocido ACNUR.
Por último, queda un tema clamoroso por resolver. Los niños están viviendo una enorme pobreza. Casi 385 millones viven en el mundo en pobreza extrema, según UNICEF; y en España, 2,2 millones son pobres (el 26% de la población infantil). Como afirma Gustavo Suárez Pertierra, presidente de Unicef España: «La tasa de pobreza que padecemos en la infancia es inaceptable, y no podemos volver la vista hacia otro lado». Aquí el Gobierno de la nación, y la comunidades autónomas (que tienen las competencias en asuntos sociales) deben afrontar este problema que lastra la vida de tantos niños, y les impide tener las mismas oportunidades que el resto.
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