De blanco inmaculado y rojo pasión
Juan Sánchez
Lunes, 15 de julio 2024, 23:01
Reconozco que la selección absoluta masculina de fútbol, espero haberlo dicho bien que ya saben que si me despisto una miaja me dan hasta en ... el cielo de la boca. A lo que iba, que 'La Roja' jugó, ganó y convenció. Vi el partido en casa junto a mi heredero y a la que me soporta, que, por cierto, se irritó con mis alaridos menos que mi vecino de enfrente. Al pobre lo tengo de uñas desde el comienzo del torneo por culpa de la obsolescencia tecnológica. ¿Qué le hago yo si tengo una tele moderna que capta la señal UHD? Pues lo que hice, cantar los goles de España a grito limpio con cinco segundos de antelación antes de que el susodicho con sus colegas los vieran por su tele de plasma en la terraza de su casa a cerveza viene, cerveza va. Como 'obí, obá'.
La de ayer fue una jornada con muchos matices tanto en lo deportivo como en lo que se abre hueco a codazos en el mundo del deporte: La maldita política y aquí lo dejo, que no pretendo por una vez levantar ampollas. Una de las mayores gestas vividas en lo que al deporte se refiere para muchos es la consecución del cuarto título de campeón de fútbol de Europa de selecciones. Pero les aseguro que los nuestros fueron el segundo plato del menú. ¡Viva Murcia! Lo que oyen, que soy de la frontera, lo que viene siendo Huércal-Overa. En materia de tenis me defiendo, soy amateur en la disciplina y mi coach, el gran Josele García, dice que no tiene manera de sacarme punta, me da que se va a sumar al club de Doña Carmen, felicidades allá donde esté, la profesora de Física y Química del 'Cura Valera' que me aprobó por pena con la condición de que no estudiara nada de Ciencias. Aunque haga mis pinitos en esto del tenis, la verdad es que aprendo viéndolo y lo del chico de El Palmar, qué quieren que les diga, fue toda una proeza. Se impuso en tres sets, sin despeinarse. ¡Vaya pelazo que tiene el nene! Es la envidia de los calvos y de los que transitamos por la senda de la alopecia.
Sí. Fue más complicado lo que cosechó Alcaraz que lo que conquistaron sobre el terreno de juego del Estadio Olímpico de Berlín los pupilos de Luis de la Fuente. Dejar a cero a Novak Djokovic en la final de un 'grand slam' está al alcance de muy, pero que de muy pocos, por no decir de Alcaraz y de nadie más. Y todo gracias a los consejos de su abuelo que estaba en la grada. El hombre se rige por una filosofía particular para afrontar los retos que a uno se le plantean en cada momento, la de las tres ces: «Cabeza, corazón y cojones».
Que me disperso. En el palco del campo de fútbol un inmaculado rey, ojo que no defiendo a la monarquía, pero Felipe tiene planta y más flama que los primos de los vikingos. Y el chulito de turno, que me da que tampoco sabe de historia, porque desde luego de protocolo y diplomacia domina lo mismo que yo de física y química. ¿Qué tiene que ver la historia en todo esto? Una pincelada. El Estadio Olímpico de Berlín fue diseñado por el arquitecto alemán Werner March, construido entre 1934 y 1936 para los Juegos Olímpicos de 1936, reemplazando al 'Estadio Alemán', y ordenado ejecutar, como a miles de judíos, por el del bigote y el brazo en alto. Tanta Ley de Memoria Histórica, tanta pelea por retirar todo lo que tenga que ver con el Franquismo, para que después te cojas un falcón y te vayas de fiesta, porque no llevabas corbata ni formabas parte de la comitiva de presidencia del encuentro, a uno de los templos del nazismo. ¡Ole, Pedrito!, como te llama el histriónico de la patria de Perón. La verdad es que te coronas más que Felipe y vas de republicano por la vida.
Si es que la ignorancia y la hipocresía casi siempre van de la mano y por más que nos empeñemos no lo vamos a solucionar. Les aseguro que gano un torneo de club raqueta en mano antes de que logremos acabar con la lacra del despotismo y del desplante que derrocha nuestro autócrata. Igual fue al estadio para colmarse de fragancia dictatorial. Y una reflexión les voy a dejar. El rey con su hija de la mano, orgulloso de ella se le vio en todo momento, y el presidente a 'solateras', quizá porque a Begoña no le apetecía lucir palmito y prefería está en casa en pantuflas o quizá porque Berlín no es Benalmádena. Si es que entre feudos anda el juego, como el de los tronos, que, por cierto, en el del tenis se sienta Alcaraz, en el del fútbol, 'La Roja', en el de España el heredero de Juan Carlos y en el de La Moncloa el peón de Puigdemont.
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