Dónde y cuándo nació Cervantes
Marco Antonio, que así se llama mi vecino, me dice que Cervantes sería de Alcázar, como allí bien se sostiene desde siempre en virtud de la partida de bautismo que se conserva en la parroquia de Santa María de esa ciudad. Efectivamente, en 1747 allí se encontró, fechada de 9 de noviembre de 1558
Juan Antonio Ruescas
Sábado, 20 de septiembre 2025, 23:43
En el mismo edificio donde resido, un piso más alto lo ocupa un amable joven procedente de Alcázar de San Juan, la ciudad manchega donde, ... en su estación, habíamos de hacer transbordo en viaje de Granada a Villarrobledo. Marco Antonio, que así se llama mi vecino, me dice que Cervantes sería de Alcázar, como allí bien se sostiene desde siempre en virtud de la partida de bautismo que se conserva en la parroquia de Santa María de esa ciudad. Efectivamente, en 1747 allí se encontró, fechada de 9 de noviembre de 1558.
Compréndase que en este texto que pergeño no se dé una extensa investigación de pleno rigor historiográfico, sino un comentario periodístico y sucinto, de lo que puede ser planteado. Desde el siglo XVIII, cuando se encuentra, una otra partida de bautismo (de 1547), es conservada en Alcalá de Henares; desde entonces –siglos por medio–, sí, invariable, cuasi dado oficialmente, se ha venido manteniendo el nacimiento de Cervantes en la ciudad castellana. Hasta tal punto ha sido así, que, establecida una 'red cervantina' para preservar y promover el patrimonio, a los 'protagonistas' de Alcázar se les requiere desistir de su empeño so pena de exclusión de la tal 'red', como en efecto ha tiempo les ha sido efectuada .
Bien, someramente establezcamos lo que parece estado de la cuestión. La consideración decisiva, así a bote proto, sería tener en cuenta la existencia de tres 'Miguel de Cervantes', nada menos. Y es que en tiempos aquellos el caso de homonimia era muy frecuente, y así ponían al nacido nombre –y apellido– hasta del abuelo. Por eso nos vemos, con un Miguel de Cervantes en Alcalá, otro en Alcázar, y un tercero en ¡Córdoba!
Dadas referencias de parentesco, se cree que el de Alcalá sería cierto pariente ¿primo segundo? del bien considerado autor del Quijote. Por parecidas averiguaciones se dice también que se le atribuía ascendencia cordobesa, y esa relación andaluza precisamente es la que, con última investigación, queda firmemente consolidada por la nacencia en Córdoba de quien luego novelara genialmente a un manchego.
En pro de la 'candidatura alcalaína' se da que el propio 'Cervantes' dijo ser de allí, como puede verse en la famosa 'Información de Argel' escrita ya en Madrid, que refiere una especie de cónclave, no riguroso, en el que se dieron propuestas en favor de un buen cargo en la misión a Indias que Cervantes pretendía. Se lee: «Muy ilustre Señor: Miguel de Cervantes, natural de la villa de Alcalá de Henares en Castilla, y estante…» Indicación de ciudad de Castilla, en mayor prestancia para su petición hacia las Indias. Alcalá, con universidad o no –Complutum– le era mucho más 'valiosa', y hace explicable su ficción. Por otra parte, ese texto cervantino de 'Información' está, sí, considerado pleno de ambigüedades, como fruto de dudosas transcripciones de las intervenciones hasta de nueve testigos. Mas lo que, al fin se da por «probado y rectamente mantenido», es el nacer en Alcalá.
En cuanto a la partida de bautismo en Alcázar, se aduce firme el prólogo a las 'Novelas ejemplares' (1613) donde dice tener 55 años; lo que cuadra precisamente con Alcázar y no con Alcalá. Mas se contrapone que para enrolarse en los tercios que lucharían en la Batalla de Lepanto donde nuestro protagonista quedó manco, se requería tener no menos de 16 años, condición incompatible con la partida manchega de Alcázar –9 de noviembre de 1558–. Mas se insiste en los 'históricos' vecinos de entonces, al muy apabullante conocimiento de La Mancha en el Quijote… Pero mejor, toda la causa alcazareña clara se explica atendiendo a que se diera allí 'otro', diferente, Miguel de Cervantes, según la probada existencia de tres.
Y ya reciente investigación nos propone a Córdoba como lugar de origen del Cervantes quijotífico. Se basa en un documento que se conoce en 1914. Es texto judicial de 1593 –perdido largo tiempo– en el que, Cervantes mismo ahora cuestionado, afirma ser cordobés. Participó como testigo en tal juicio, donde él, sí, se presenta como escritor, vecino de Madrid, de edad 46 años y natural de la ciudad de Córdoba. Dicho documento no tuvo repercusión en 1914, mas luego se ha tratado de diferenciar a los tres, e identificar al que obtuviera la gran fama de escritor, puesto que la historiografía al uso no parece haberse percatado de semejente tripicidad cervantina.
Y, claro, se ha dado la extraña falta de repercusión, prolongada, a la vista de las vicisitudes obvias de ese siglo XX no muy historiante. Mas en 1986, los familiares del sureño escritor Montoro donó todo su archivo a la Universidad de Sevilla, por lo que así el dicho documento quedó ya patente hacia 2016. Y cierto, fechado decíamos en 1593, trata de un proceso judicial en el que testificó Miguel de Cervantes: en los folios aparece neta su firma, y, en efecto, bien certifica ser natural de Córdoba, pertenecer su padre y su abuelo al Santo Oficio de tal ciudad, y tener los 46 años. Con esto resulta claro haber nacido en 1547, es decir, coincidiendo precisamente con la partida bautismal de Alcalá, mas, una acurada crítica, diría que pertenece a un otro Miguel, pariente.
Finalmente, el investigador don José de Contreras y Saro, con su equipo, nos concluye: «Sólo hay un Cervantes –escritor– que en un mismo documento da los siguientes datos biográficos: de dónde es natural, de dónde es vecino, cuál es su oficio y la relación con las comedias y los autos. Éste es el de Córdoba».
Con todo lo cual, no sé qué decirle a mi vecino Marco Antonio, ni qué pensarme yo, por si tanta repercusión tiene la tierra donde se nace… –un ilustre catedrático, casi lúdico nos pasmaba a los alumnos con la idea de que los madrileños fueran vivaces por el substrato radioactivo de la Capital–. Sólo resta quedar en suspenso, como en tantas cuestiones argumentables –más, ante los archivos de cientos de documentos cervantinos aún por escrutar–. Atender, sí, a los dos gruesos tomos de linda edición del Quijote, aquí sobre mi escritorio. Y acaso una máxima que bien podría haber sido de Sancho Panza: «Si quieres ser feliz como me dices, no analices, no analices».
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