Escritoras al parnaso actual
José Romera Castillo
Miércoles, 11 de junio 2025, 23:43
En el terreno literario, como en tantos otros, durante tantos siglos, las mujeres fueron condenadas al silencio y a la invisibilidad, en general. A lo ... sumo se les permitía practicar géneros 'menores' como el cuento, diarios –dentro del género intimista–, algún que otro ensayo, etc. A causa de ello, la nómina de escritoras en nuestra lengua ha sido escasa, aunque significativa. Ahí están, por ejemplo y entre otras, Leonor López de Córdoba –con sus pioneras memorias–, Teresa de Jesús, María de Zayas, la dramaturga Ana Caro, junto a la escritora novohispana sor Juana Inés de la Cruz. Todas ellas defensoras de los derechos de la mujer, a las que se les unieron en el siglo XIX y principios del XX, especialmente y entre otras, Emilia Pardo Bazán y Gertrudis Gómez de Avellaneda. Nómina incrementada por autoras de la Edad de plata y del exilio, como, por ejemplo, María Zambrano, Rosa Chacel, María Teresa León, María Martínez Sierra, Carmen de Burgos, que profesaron en instituciones como la asociación para la enseñanza de la mujer y, muy especialmente, en la Institución Libre de Enseñanza.
Pero, en general, tras el oscuro franquismo, la fuerza de las creaciones femeninas en España se incrementa, tanto en cantidad como en calidad, en todos los géneros literarios –poesía, novela, teatro, ensayo– de una forma muy potente desde la llegada de la democracia hasta nuestros días.
Varias son las posibles causas, entre otras, de esta situación: por las propias creadoras de literatura, que, rompiendo el 'techo de cristal', han pretendido eliminar la desigualdad y la discriminación en este ámbito; por el empuje de las editoriales, que, generalmente por intereses comerciales, sobre todo las más grandes, han encontrado un filón en la escritura femenina para su beneficio, creando secciones de feminismos, mientras que otras, las más pequeñas, publican libros escritos por féminas de una manera ardorosa y vocacional, con escaso ánimo de lucro fundamentalmente; por la fuerza de las distintas corrientes feministas que propugnan, desde posiciones menos radicales hasta las más extremas, la defensa de la igualdad entre hombres y mujeres; y, también, por el consumo de la literatura al haber más lectoras que lectores.
Por fin, en nuestros días, las escritoras, como postulaba la londinense Virginia Woolf, en su famoso ensayo, poseen una independencia económica y una 'habitación propia', por lo que han salido del armario –el literario, claro, y también algunas del otro–, y ocupan puestos destacados en las listas de lectura y de ventas. Es algo muy evidente, ya que sus creaciones literarias y teatrales ocupan un lugar muy señero en el Parnaso español, tanto por el número de mujeres que sobresalen en la nómina como por la calidad que muchas de sus obras poseen. La lista, interminable... Ya era hora.
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