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La cerradura

Internacionales

Sábado, 27 de septiembre 2025, 23:43

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Aunque puede resultar un motivo de orgullo que España haya sido de los pocos países en condenar desde un principio el genocidio de Gaza y ... en reconocer el Estado palestino, resulta ridículo cuando esta cuestión se traslada al debate doméstico, donde se convierte en una nueva polémica y una excusa para el enfrentamiento entre el Gobierno y la oposición. Viendo el lenguaje que utilizan y las maneras incluso violentas que se gastan sus portavoces, difícilmente puede resultar creíble que PSOE y PP estén interesados de verdad en la defensa de los derechos humanos. En España parece ser una costumbre que los presidentes, independientemente del partido al que pertenezcan, se dediquen más a la política internacional cuando empieza a fallar la doméstica. Puede ser José María Aznar fumándose un puro con George Bush Jr., José Luis Rodríguez Zapatero dándole cancha al dictador venezolano o Pedro Sánchez enmendándole la plana a Donald Trump. No hay mucho que pinchar ni cortar, aunque siempre consuela que seamos de los pocos países que mantengan la dignidad ante la ONU. ¿Qué ha sido de esa organización que nació después de la Segunda Guerra Mundial? ¿Por qué nadie le hace ni caso? En nuestras universidades seguimos explicando las instituciones de un mundo que ya no existe. Y no estaría mal que nuestro país ejerciese realmente el liderazgo en la defensa de los valores democráticos, pero para eso debería haber un discurso único en nuestros partidos políticos, lo que es compatible con la discrepancia.

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