Yolanda piropeada

Yo lo que quisiera conocer es al periodista que tuvo la osadía, el descaro y la desfachatez de pronunciar tal halago a la de Sumar ministerial porque se pasó tres pueblos. El colega se ha quedado en la época de Manolo Escobar cuando cantaba aquello de: «Qué guapa estás, qué guapa estás, con la cara lavada y recién peiná». Pero, alma de cántaro, a quien se le ocurre hoy lanzar un piropo semejante. Me gustaría echarme a la cara al colega cuestionado para decirle que aquí y ahora no le dicen piropos a las mujeres ni los albañiles, que es un antiguo y que no moleste la sensibilidad de algunas criaturas como Yolanda que quiere sentirse dentro de lo que se podría denominar en estado ethereal. Y unos consejitos: que visite a un buen oftalmólogo, que le pida disculpas a la excelentísima Díaz, que se muerda la lengua la próxima vez y si no puede contenerse que se ponga en manos de un sexólogo. No sé si todo esto acabará en los tribunales o quedará como un accidente más que los políticos, en este caso política, sufren con resignación en el ejercicio de su delicada tarea profesional.

A 'contrario sensun', Yolanda en otra ocasión, embelesada, le lanzó a Garamendi el de la patronal: «Estás muy guapo». Y Garamendi ni se sonrojó y guardó el piropo en el baúl de los recuerdos para el momento de las negociaciones laborales sin hablar del flechazo de la ministra. Hay cierto paralelismo entre ambas historias ¿verdad? «Es lo mismo pero no es igual», recordando a Martes y Trece.