Yo lo vide
Hace unos días leí una entrevista con el entrañable montañero, escalador y televisivo César Pérez de Tudela, cuya forma de narrar sus apasionantes aventuras en ... aquella pantalla sin color –como ahora– hizo que muchos jóvenes se aficionasen a ese deporte de difícil práctica pero de enorme satisfacción. César, en su larga trayectoria como deportista y como ser humano, ha pasado por distintos episodios, nada fáciles, que ha podido superar y ahora contarlo a sus 85 años. Su escalada diaria está en el disfrute de la familia y en mantener viva la memoria que es ese cofre donde guardamos –si se puede– lo bueno, lo menos bueno y algún que otro momento de felicidad de nuestra existencia. En la entrevista, el periodista, de la forma más natural del mundo, le pregunta a Pérez de Tudela si es cierto que en sus muchas aventuras vio al «hombre de las nieves» y César, que ya se lo tiene aprendido, le responde sin titubear: «Lo vi con mis propios ojos. Es un homínido muy evolucionado, erectus y parecido a nosotros. Después de las glaciaciones debieron quedarse y no evolucionaron como el resto». (Me acordé de alguien, pero a la hora de escribir se me ha olvidado). Después comenta que se lo encontró en el bosque de Lete: «Era un ser muy grande y al verme, salió huyendo». Yo no dudo de que César se encontrara con el Yeti. A mí lo que me tiene perplejo es por qué salió corriendo el «homínido». Qué vio en Cesar que lo espantara. Por qué el alpinista trotamundos, un hombre atlético pero no para impresionar
–es más bien recortaíto–, no salió corriendo al enfrentarse a la leyenda viva. Después de la afirmación de Pérez de Tudela cabe preguntarse si el Yeti es perpetuo como las nieves del Kilimanjaro o habrá tenido descendencia. En cualquier caso, según el deportista, el inesperado encuentro fue en tierras de Lete un municipio navarro por lo que estaríamos hablando, presuntamente, de un compatriota muy desarrollado físicamente pero sin evolucionar suficientemente. Hay quienes sitúan al «abominable hombre de las nieves» en el Himalaya lugar que sería preferible que habitase porque tener un paisano que no da la cara, que anda refugiado en las montañas, grande y con pocas luces no parece muy recomendable.
Tanto la fabulación del Yeti, como el cuento de la existencia del monstruo del Lago Ness fueron dos temas recurrentes de los periódicos en el pasado. Ninguno de ambos «fenómenos» se han podido demostrar ni científicamente acreditar. Pero, si es por dar rienda suelta a la imaginación, aliviemos las calurosas noticias de lo cotidiano y enfriemos la realidad que nos provoca sudor frío. Lo dijo los otros días por televisión un becario en prácticas: «Mañana subirán las temperaturas hasta los 40 grados. Tendremos una jornada bastante gélida».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión