La cultura, por las calles
José Luis Martínez-Dueñas
Jueves, 17 de octubre 2024, 23:08
Hace unos meses, en un viaje a la ciudad de Nápoles, pude comprobar la importancia de restos del pasado por las calles como símbolos de ... otros tiempos y expuestos como testimonio de respeto del presente. Columnas, bustos, capiteles o bajorrelieves jalonan los más inesperados rincones de la ciudad. Esto pude verlo refrendado en la lectura de 'Leyendas de Nápoles' por Benedetto Croce, quien dedica unas hermosas páginas a diversos recuerdos de la ciudad, de los que pude disfrutar como escribo más arriba. Croce destaca la majestuosa representación del río Nilo como dios barbado con una imagen de esfinge a su derecha, para mayor evocación. Esto me impresionó, como debió hacerlo a Garci Lasso de la Vega en su estancia de 1532, a las órdenes de su amigo el virrey Pedro de Toledo.
Al recordar todo esto, no puedo dejar de pensar en nuestra ciudad, que se propondrá para Capital Europea de la Cultura de 2031. Es cierto que la cultura, en general, no se mide sólo por los vestigios del pasado, sino por su proyección presente, por su interés en innovación y por los designios que se pretenden realizar. Lo que sigue no es una breve relación de anécdotas, ni unas menciones de ruin intención, sino la ilustración de lo que he comentado. A espaldas del convento de la Encarnación, casi esquina a la calle Arandas, se halla la calle Niños Luchando, en la que, hasta hace unos años, recuerdo, había un bajorrelieve de mármol con los dos muchachos dándose de puñadas. El bajorrelieve desapareció y supongo que adornará algún domicilio particular pues, que yo sepa, no ocupa lugar destacado en ningún museo local. Tal desmán parece haber pasado desapercibido y ni siquiera se ha intentado hacer una réplica. El nombre continúa, pero su origen queda oculto.
Más adelante, en la plaza de la Universidad, está la estatua del fundador de la misma, tan celebrado y renombrado en nuestra ciudad. Pues a la escultura le falta el brazo derecho, y parece ser que así seguirá. Sin ganas de ser fantasioso, no me extrañaría que generaciones futuras, buenas conocedoras de nuestra historia, lleguen a pensar que se trata del cruento resultado de la batalla de Mühlberg…
Por último, me referiré a una de las pocas lápidas conmemorativas que quedan en las fachadas de edificios recordando a ilustres moradores. En la plaza de Fortuny hay una lápida fechada en 1874 en la casa que habitó el pintor Mariano Fortuny. Pues bien, está rodeada por más de media docena de cables mimetizados con los colores de la fachada. Así que la memoria del pintor permanece 'cableada'.
¿Y todo esto, a quién le importa? Parece que la incuria y la irresponsabilidad campan a sus anchas por ciertos ámbitos urbanos y ciudadanos. Sin pretender ser maximalista, me atrevo a decir que la cultura de una ciudad se comprueba por el respeto de sus habitantes y de las autoridades competentes para con su capital cultural, cualquiera que éste fuere.
Es cierto que Granada, como muchas otras ciudades, posee un patrimonio histórico y artístico complejo, amplio, y valiosísimo; y no es menos cierto que su mantenimiento y conservación no es fácil. Pero también es cierto que hay personas ocupando cargos sufragados por el erario público cuyas funciones no han de caer en el olvido. Tan sólo he mencionado lo que algunos pueden considerar unos detalles sin importancia. Lo que no impide pensar que, como suele decirse, menos es más.
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