Pie en pared en defensa de las personas LGTBIQ+
No podemos permanecer impasibles ante semejante asalto a nuestra Democracia. No lo hacemos ya, por ejemplo, en Cazorla, donde acaba de nacer el Colectivo 'Q' en defensa de los derechos de la comunidad LGTBIQ+.
José Luis González
Jaén
Sábado, 14 de junio 2025, 13:34
No hay que ser muy listo para caer en la cuenta de que, llegados al primer cuarto del siglo XXI, nuestro Estado Social está claramente ... en peligro por la influencia de fuerzas internas y externas, que se aúnan para laminar derechos y libertades alcanzadas con mucho esfuerzo, dolor, sangre y muerte de las generaciones que nos precedieron. Amenazado gravemente por sujetos como el Cid de baratillo –cuyo parloteo en el idioma francés, visto lo visto, es casi tan limitado y ridículo como su discurso político– o los sujetos que gobiernan Hungría, EEUU o Argentina, pero también por sus votantes, que han aupado democráticamente a semejantes conciudadanos a las más altas esferas del poder político.
Es por ello que, ahora que se acerca el día 28 de junio, Día Internacional del Orgullo LGTBIQ+, el conjunto de la sociedad española –no solo las personas que pertenecemos a este colectivo– tenemos la obligación de poner pie en pared en defensa del avanzado catálogo español y europeo de derechos y libertades alcanzado por y para las personas Lesbianas, Gais, Transexuales, Bisexuales, Intersexuales, Queer y todas aquellas que no se encuadran en ninguno de esos colectivos. No hay excusa para dar un solo paso atrás, por más que los desalmados nos tarareen al oído sus cantos de sirena, resumidos en peroratas maliciosas como «esto son cosas del lobby gay», «hay que acabar con los chiringuitos LGTBIQ+», «solo hay una bandera que nos representa a todos», «la manifestación del Orgullo da asco», «qué más quieren», «los derechos conseguidos ya no tienen vuelta atrás», «solo existe el orden natural del hombre y la mujer por nacimiento», etc., etc.
Gracias a Pedro Zerolo –de cuya muerte se cumplen ahora 10 años- o los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero, además del resto del colectivo LGTBIQ+, de sus familiares, de su entorno afectivo y del resto de la ciudadanía implicada en la defensa de sus derechos, hemos llegado hasta hoy en la vanguardia de Europa y el mundo. Con el culmen que supuso la aprobación de la Ley de Matrimonio Igualitario, que el día 2 de julio cumplirá 25 años, España ha sido el faro de la verdad, el compromiso y la justicia alrededor de este tema.
Pero, como antes indicaba, oscuras sombras se ciernen sobre nosotros y nosotras. Así se desprende del informe publicado en mayo por la Federación Estatal LGTBIQ+ que mide el impacto del odio hacia las personas de este colectivo en España. Según el documento, en el último año un 16,4% ha sufrido acoso, un 25,3% discriminación y un 16,3% agresión física o verbal. Pero quizá el dato más alarmante es el incremento de la violencia física o verbal, que pasa del 6,8% en 2024 al 16,3% en el informe de 2025, y que se traduce en 812.000 personas agredidas en el último año. El informe también evidencia que un 42,5% de las personas LGTBI+ en España ha sido víctima de una situación de odio en el último año –casi 2,9 millones de casos–. Y, según los datos aportados, tener entre 25 y 34 años, ser persona trans o tener bajos ingresos son factores clarísimos de riesgo ante el odio.
Datos para los que no cabe otra interpretación que el claro retroceso en los valores democráticos y éticos de la ciudadanía. Y también de las administraciones públicas y de quienes en ellas ostentan el poder, que secan de recursos los instrumentos a su alcance para luchar contra esta deriva, que eliminan de la educación obligatoria contenidos esenciales y bibliografía básica sobre derechos humanos, y que legislan sin rubor a favor de los discursos de odio. Normalizando este y legitimando la violencia simbólica para allanar el terreno para la violencia física.
Y no podemos permanecer impasibles ante semejante asalto a nuestra Democracia. No lo hacemos ya, por ejemplo, en Cazorla, donde acaba de nacer el Colectivo 'Q' en defensa de los derechos de la comunidad LGTBIQ+. 'Q' de queer y de querer, por más que le pese a la socialista Carmen Calvo. Una letra, una sigla, que nos representa quizás más que ninguna otra de las que la acompañan. Que nos servirá para imbricarnos en la sociedad cazorleña a lo largo de todo el año, organizando actividades culturales, educativas y lúdicas, colaborando con los centros educativos y las instituciones, y procurando que las personas LGTBIQ+, así como sus familiares y su entorno afectivo, noten nuestra presencia activa y nuestro apoyo constante. Comenzando por el primer OrgulloCazorla de la historia de esta comarca, al que ya están invitados sus 30.000 habitantes.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión