Aznar, FAES y su realidad paralela
Siempre hubo una sola línea de investigación, como han atestiguado por activa y por pasiva los altos mandos policiales y los servicios de inteligencia españoles, europeos y norteamericanos.
José Luis González
Viernes, 15 de marzo 2024, 23:07
José María Aznar, expresidente del Gobierno y presidente aeternum de FAES, think-tank por excelencia del Partido Popular, parece vivir en un mundo paralelo al ... del resto de los y las mortales. Como si fuera uno de los personajes de las series televisivas 'Fringe' o 'Counterpart', en las que se describen dos realidades diversas surgidas a partir de un evento que duplicó para siempre nuestra existencia. En su universo, en el de su fundación, en el de sus cómplices políticos y en el del 'selecto' grupo de periodistas que comparten con él mesa y mantel, la masacre del 11 de marzo del año 2004 fue perpetrada por la ya extinguida organización terrorista ETA. Sin embargo, en esta parte de la realidad, en la del resto de los mortales, el atentado fue perpetrado por miembros de la red yihaidista Al-Qaeda.
Lo peor del caso es que ese mundo 'aznariano' es una creación del sumo pontífice de su credo, que no es otro que el propio José María Aznar. Cada vez con menos devotos, aturdidos por las pruebas de semejante infamia. Ya saben que la mentira atenta gravemente contra las leyes de cualquier dios, para desgracia de quien presidió un gobierno también carcomido de arriba a abajo por la corrupción y que nos empujó a una guerra tramposa, injusta e ilegal.
Pero es que esta alucinación de la que escribo fue inducida sobre el dolor de las personas que sobrevivieron a aquel infierno –muchas de ellas con secuelas para el resto de sus vidas- y de las familias de las que fallecieron, como saben un total de 192. Está demostrado que aquel infame Gobierno de la Nación, la clase política que lo jaleaba y la caverna mediática que lo justificaba, hurgaron y siguen hurgando aún hoy en esa herida que no se cerrará del todo mientras continúen haciéndose públicos comunicados como el último de FAES. Tan ruin e indefendible que hasta el propio Feijóo lo ha puesto en cuestión hace unos días en su entrevista semanal en Onda Cero. Porque es tan falso como la falsa 'monea' que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado tuvieran sobre la mesa la autoría de ETA más allá del Telediario de esa noche. Siempre hubo una sola línea de investigación, como han atestiguado por activa y por pasiva los altos mandos policiales y los servicios de inteligencia españoles, europeos y norteamericanos. Y hasta tal punto llegaron las presiones gubernamentales contra toda lógica que Televisión Española recibió órdenes explicitas de no emitir al completo la entrevista al matrimonio Bush el día 12, porque en ella quedaba toda la mentira a la intemperie.
Así que la única verdad que ha dicho José María Aznar sobre ese fatídico día es que fue «el día de la infamia». Debería haberla puesto por escrito, subrayada y en negrita, para colocarla sobre el cabecero de su cama. Quizás, de ese modo no hubiera crecido y crecido hasta convertirse en semanas, meses y años de la infamia. Tan solo por esa genuina mendacidad que es hija de la soberbia, del interés personal y partidista para que la ciudadanía española no vinculara aquella atrocidad con la participación española en la guerra de Irak, liderada por él mismo, George W. Bush y Tony Blair. Fíjense también en la ironía: en este affaire el 'figura' español es el único que aún no ha tenido la dignidad de pedir perdón al mundo por semejante patraña.
Y de aquellos lodos este barrizal en el que hoy nos ahogamos como sociedad. Aquel día 11 de marzo el Presidente Aznar y sus acólitos decidieron que la izquierda nunca estaría legitimada para conformar un Gobierno. No lo estuvo el presidente Zapatero, al frente del que quizás es el periodo más luminoso de nuestra democracia –liderando sus Ejecutivos sin un solo caso de indignidad o corrupción-; y, por supuesto, tampoco lo está el presidente Sánchez, asediado desde el minuto uno de su toma de posesión, en junio de 2018, por el colosal ejército de la derecha patria, compuesto por partidos políticos, medios de comunicación, miembros de la judicatura y grandes empresarios. Todos alentados por el propio José María Aznar cuando les inquirió aquello de: «El que pueda hablar, que hable, el que pueda hacer, que haga, el que pueda aportar, que aporte, el que se pueda mover, que se mueva». Y vaya si hacen, aportan y se mueven todos aquellos cuya realidad no es la nuestra, la del resto de los y las mortales.
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