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Poner en cuestión la democracia

José García Román

Viernes, 3 de octubre 2025, 23:02

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Escribió Ortega en 'Goethe desde dentro' que, cuando de improviso se le aparece el pasado, «lo firme se vuelve problemático, se vuelve abismo. Antes, lo ... peligroso parecía estar sólo delante de él; ahora lo encuentra también a su espalda y bajo sus pies». Y extrae esta conclusión: «El hombre que conserva la fe en el pasado no se asusta del porvenir, porque está seguro de encontrar en aquél la táctica, la vía, el método para sostenerse en el problemático mañana». Parece obvio que ser perseverante en los principios, ávidos de madurez, es lo que importa. Se ha afirmado que la democracia es la religión política de los pueblos responsablemente libres. Sin embargo se practica no precisamente siendo espectadores de la misma. El ejemplo, o confunde o entusiasma animando a seguirlo. Uno de los faros de la democracia es la solidaridad, que florece y fructifica en el propio país donde se vive, y es compartible con los que chapotean en las charcas de la miseria mientras sus gobiernos nadan en corruptos mares de abundancia. Por no decir océanos.

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