Torre Pacheco, violencia, bulos, desinformación y mucho odio
José Ferrer Sánchez
Martes, 15 de julio 2025, 23:37
Hace un poco más de un año que se creó, dentro del Instituto de la Paz y los Conflictos de la Universidad de Granada, el ... Observatorio del Discurso de Odio con el objeto de detectar actuaciones, mensajes, comunicaciones y publicidad que incite a generar discurso de odio y por lo tanto problemas de convivencia, con el fin, entre otros, de poder prevenir, amortiguar y denunciar el discurso de odio y eventualmente promover la cultura de paz. Así, como muchos de los lectores sabrán, en Torre Pacheco (Murcia), se han venido produciendo en los últimos días desórdenes, conflictos y enfrentamientos por la agresión a un ciudadano, al parecer, ya que no han concluido las investigaciones, por un grupo de personas dónde al menos una de ellas era magrebí, lo que ha desatado la persecución, el enfrentamiento, la violencia y la agresividad entre grupos ultraderechistas, armados con machetes algunos de ellos, contra los vecinos, con apariencia magrebí y otros de esa localidad.
La frase 'la violencia engendra violencia' como dicho popular expresa la idea de que la agresión genera más agresión, creando un ciclo difícil de romper y que no produce sino tristeza, desolación, angustia y dolor, mucho dolor que puede desembocar en tragedias de consecuencias irreparables. Las agresiones y la violencia a personas, locales –como está ocurriendo con sedes del PSOE en muchos municipios de España–, y a colectivos deben provocar el más absoluto rechazo de la sociedad civil, de los partidos políticos como, según nuestra Constitución, manifestación y formación de la voluntad popular, así como de las instituciones. La violencia no tiene excusa, ni justificación, ni disculpa, es abominable y atroz, y solo se puede ejercer el uso de la fuerza por parte del Estado, por los cuerpos y fuerzas de seguridad, en la protección a los ciudadanos de actos violentos, como recoge nuestro ordenamiento jurídico.
Hablo en el título de este artículo de bulos y desinformación, cosa que ha ocurrido en Torre Pacheco pero que puede ser extrapolable a cualquier lugar y circunstancia donde esté instalado el extremismo y, por lo tanto, el discurso de odio. Ya están en las redes fotos falsas de los supuestos agresores al vecino de esa localidad, todos magrebíes y de origen africano, fotos falsas e interesadas obviamente. El mecanismo de los bulos se crea con una 'información' deliberadamente falsa para que sea percibida como verdadera, con objeto de obtener beneficios políticos, económicos, ideológicos o por diversión, para engañar y manipular a la opinión pública y causar incertidumbre, confusión y miedo. Sí, miedo es lo que pretenden esos ultras para conseguir sus objetivos, miedo entendido como un sentimiento de desconfianza que impulsa a creer que va a suceder algo negativo; se trata de la angustia ante un peligro que –y esto es muy importante y decisivo– puede ser real o imaginario. Miedo al peligro, a la delincuencia, a la seguridad personal y colectiva… miedo. Una vez que se cree ese 'caldo de cultivo', habrá algunos medios afines que recojan esas 'informaciones' interesadas y sesgadas. Luego habrá algún colectivo ultra como los Abogados Cristianos, Manos Limpias, Hazte Oír o similares que recoja esas desinformaciones periodísticas y las presente a algún juez que lo aceptará y abrirá diligencias, aunque los magistrados, según el Tribunal Supremo, deban rechazarlo «sin más constatación o acreditación», cosa que no está ocurriendo en algunos casos. Veremos tristemente cuanto tardan, por ejemplo, en encausar al presidente del Gobierno como proxeneta.
La ultraderecha utiliza el 'principio de simplificación' que usó el ministro de propaganda de Hitler, un tal Goebbels, es decir, que el objetivo del odio sea un colectivo vulnerable, minoritario en relación al resto de la comunidad, susceptible de ser vilipendiado como es el migrante. En otros casos son el colectivo Lgtbi+, otros las feministas, las minorías étnicas, religiosas o lingüísticas, como es el caso en Torre Pacheco, con el único fin, por esos motivos ideológicos y espurios, de dar a las masas enemigos fáciles de identificar que despiertan nuestros más ancestrales instintos racistas, xenófobos o machistas.
Es algo más que irresponsabilidad decir que hay una plaga y llamar a la lucha y, por lo tanto, en lo que se ha dado en llamar una 'cacería del inmigrante', debido a una falsa, supuesta e interesada 'invasión' magrebí. Los datos desmienten el falso bulo. Según el INE el 73% de los delitos en España los cometen los nacionales. El resto del porcentaje incluye a extranjeros que vienen expresamente a delinquir como es el tráfico de drogas. El dato mata el relato, por lo que urge protegernos y preservarnos, de lo que dicen desde ciertas organizaciones como Vox, y en concreto su líder Abascal, sobre «invasión», «inseguridad», «plaga», «deportaciones masivas», etc…, de colectivos vulnerables, muchos de ellos menores con el único y perverso fin de, repito, infundir miedo y por una aviesa e infame estrategia electoral, siguiendo el manual trumpista del perfecto odiador. Debo recordar que esta estrategia la valió a Trump para ganar elecciones.
Otra vez el dato mata al relato. Los inmigrantes en España aportan a la Seguridad Social el 10% de los ingresos y se benefician en un 1%. Los inmigrantes han contribuido a expandir la fuerza laboral, impulsar el consumo y generar crecimiento económico, recordando que España actualmente es el país que más crece, como indica el Banco de España en su último boletín económico. Lo que ocurre en Torre Pacheco pasó en nuestra tierra hace 25 años en El Ejido y hay zonas en nuestra comunidad autónoma especialmente sensibles y tensionadas por la inmigración, como por ejemplo el poniente almeriense y Huelva, entre otros; Aun en nuestra provincia, como Albuñol y Zafarraya. El discurso de odio se puede combatir, es más, es una necesidad perentoria que desde las administraciones se hagan contra narrativas para aislar ese discurso de odio y poner los medios para que no se convierta en delito de odio.
Entiendo que se debe fortalecer la fiscalía contra los delitos de odio, hacer una labor pedagógica a la ciudadanía, empezando en los institutos y centros de enseñanza, explicando los beneficios de la pluralidad y la diversidad. Históricamente nuestro país es el resultado del paso de civilizaciones y pueblos que han conformado lo que ahora es España. Hay que retirar subvenciones a partidos políticos y medios de comunicación que fomenten el discurso de odio, tal como indica la recomendación número 15 relativa a la 'Lucha contra el discurso de Odio' de la Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia (ECRI). Hay que legislar con el máximo consenso para regular los bulos, desinformaciones y mentiras en las redes sociales, impune y cobardemente amparadas en el anonimato. Hay que reivindicar una nueva forma de hacer política y, por lo tanto, de comunicar política, usando la prudencia, la mesura, la cordura, la reflexión y la moderación, cualidades que parecen olvidadas en el escenario público y que los ciudadanos debemos reivindicar y exigir.
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