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Donde fueres

Y su diminuto cuerpo, entre livideces y manchas violáceas, se desmadeja sobre una cuna de hospital.

José Ángel Marín

Jaén

Lunes, 21 de abril 2025, 22:14

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En lugar de chapetas en las mejillas, el crío, de escasos 40 días, luce carita cadavérica. Sin un gesto concreto, ni de dolor ni de ... rabieta, parece dormido, como haría un lactante de su edad al que vence el sueño tras tomar la teta. Pero no, el nene no duerme. Sus ojos cerrados están llenos de vacío. No es siesta la suya, sino sueño eterno. Y su diminuto cuerpo, entre livideces y manchas violáceas, se desmadeja sobre una cuna de hospital. Allí yace sin resuello ni lágrimas, deslavazado y apenas cubierto por una sabanita del SAS.

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