Blanco y en botella
Se puede ser tarugo y ensoñador a la par que terrorista redomado.
José Ángel Marín
Jaén
Lunes, 4 de marzo 2024, 22:18
Los años bisiestos tienen su aquel. Hay quien recela de ellos y dicen que los nacidos en bisiesto son gafes. Sí, los bisiestos suelen ser ... años agitados y turbulentos. Este 2024 lo está siendo, ¡y de qué manera! Pero, dentro del sindiós imperante y del retorno de las viejas estampas de corrupción, aún hay motivos para la esperanza. Un ejemplo son las decisiones del Poder Judicial en asuntos de trascendencia. Pongamos por caso el pronunciamiento unánime del Tribunal Supremo en la causa abierta a Puigdemont por terrorismo.
Se puede ser tarugo y ensoñador a la par que terrorista redomado. Una cosa no quita la otra, más bien casi siempre coinciden, y todas ellas son compatibles con el virulento tinglado de 'Tsunami Democràtic'. Eso concluye el Supremo mientras los de Moncloa hacen cucamonas al de Waterloo. Mientras ambos chalanean amnistías, la Sala de lo Penal considera que los hechos subversivos del separatismo encajan en las conductas terroristas previstas en el Código (arts. 573 y 573 bis).
La responsabilidad de Puigdemont reside en que él animó las acciones violentas de 'Tsunami', acciones desarrolladas con su conocimiento y apoyo carismático como presidente catalán en aquel disparatado contexto. Ahora, el hombre es eurodiputado y le viene regular que la justicia española vea indicios racionales de criminalidad en su proceder de aquellos días en los que, además de perder la olla con fantasías de repúblicas catalanas, alentó a persistir en las violencias desatadas. Acciones que lejos de reprobar desde su posición institucional, se dedicó a incitar sin desmayo.
El tipo todavía es aforado y, claro, lo llaman al procedimiento con todas las garantías y derechos previstos en nuestro ordenamiento jurídico. Pero, ni a él ni a su yunta cuadra que el Tribunal tenga claro que los hechos imputados a 'Tsunami' y a sus instigadores, se incardinen en delitos de terrorismo. El problema es que cuento al menos diez resoluciones que contemplan conductas similares, sino idénticas.
Y no hace un siglo. Recordemos que el 14 de octubre de 2019, los insurrectos de su cuerda y otros capitostes 'indepes' animaron a tomar el aeropuerto del Prat para combatir la sentencia del 'procés' que condenaba por sedición y malversación agravada a un puñado de prebostes catalanes, organizando y materializando una serie de actos violentos para impedir el cumplimiento de aquella sentencia.
Entre otras lindezas, se perturbó el tráfico aéreo internacional, se aisló la torre de control con grave riesgo para la seguridad de la navegación aérea, se generó caos y violencia coordinada, empleando artefactos peligrosos, lesionaron de gravedad a agentes de la autoridad, y todo ello para subvertir el orden constitucional, alterar gravemente la paz pública, desestabilizar gravemente el funcionamiento ordinario de las instituciones y provocar un estado de terror en la población o en una parte de ella. Sí, blanco y en botella.
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