Tener buena memoria
La Consejera de Educación necesita clases de historia y entender que el Parque de las Ciencias lo creo Ernesto Páramo
Joan Carles March
Jueves, 13 de febrero 2025, 23:57
Siempre me ha parecido importante tener 'buena memoria' (histórica) de las cosas, de las organizaciones, de las cosas hechas, de los proyectos. Tirarla por la ... borda sin explicar ni tener en cuenta quienes han participado en su elaboración pone en evidencia las pocas luces de quien dice y toma esas decisiones. Lo he dicho muchas veces en lo que respecta a la Escuela Andaluza de Salud Pública. No se puede llegar hace seis años y arrasar con los 35 de historia de una Institución que ha sido, gracias al trabajo de mucha gente, centro colaborador de la OMS e institución presente en la mayoría de países de América Latina.
Hace unas semanas, la consejera de Educación de la Junta de Andalucía degradó por un lado y cesó por otro a personas de gran valía que habían fundado y elevado el Parque de las Ciencias a ser admirado en todo el mundo. Y ante quienes hemos defendido que 'no' se puede degradar una institución del prestigio de Parque de las Ciencias, no se puede decir (un menosprecio más a la ciudadanía) que es montar una falsa polémica. Demuestra la consejera que no le interesa para nada cómo se ha gestado esta institución durante treinta años, cómo se ha ido ampliando una pequeña estructura que nació en Granada, con gente con una gran ilusión que fueron capaces de desarrollar un proyecto admirado y admirable. No se puede actuar de manera tan ingrata despachando ceses y marginando profesionales de gran valor. Todos esperamos que a gente como a Ernesto se le valore, se le reconozca, se le tenga en cuenta y no que se le degrade, no que se le cese en su papel de asesor, no se le quite de la institución que ayudó a crear.
Siempre me ha parecido Ernesto Páramo una persona inteligente y brillante, tenaz, con un ojo fino y con una capacidad asombrosa y clarividente de captar ideas y de plasmarlas en un parque que con el tiempo hace un tiempo dejé de reconocer. Es evidente que los proyectos bien realizados dignifican y engrandecen a una ciudad y a un país, son un patrimonio común y están por encima de las diferencias culturales o políticas. Y entendemos que, después de treinta años de éxito constante, el Parque de las Ciencias es uno de esos logros de los que cualquier ciudadana/o granadino o español puede presumir y defender como ejemplo de que cuando se aúnan el talento, el esfuerzo, el acuerdo y el compromiso públicos el resultado es siempre motivo de orgullo. Por eso no llego a entender cómo se están llevando a cabo acciones que desprestigian y postergan a los fundadores de tan admirable iniciativa, que además de haber contribuido de manera determinante a su prestigio internacional han sido capaces de hacer de él un centro admirado y respetado por toda la ciudadanía y por prestigiosos museos de ciencia europeos.
No encuentro ninguna justificación para que se aparte de sus funciones a personas como Ernesto Páramo –director durante 25 años–, que concibió y guió tan extraordinario proyecto, junto a Javier Medina, o entre otros, a los profesores universitarios Miguel Guirao y Ana Crespo, asesores científicos, cuyas contribuciones al Parque solo merecen reconocimiento y gratitud. Creo que por dignidad, como modo de ejercer la ciudadanía como decía Juan Mata, es necesario alzar la voz y decir que 'Basta Ya' de afrentas contra el Parque de las Ciencias, afrentas contra Granada, ya que esta se suma a la que se ha hecho hace unos meses, o mejor dicho, hace unos años, sobre la Escuela Andaluza de Salud Pública, afrentas que siempre tienen en su ideario otros lugares.
No hay que olvidar que los afectados eran las personas que han llevado al Parque a sus más altos reconocimientos, que lo han convertido en un modelo de museo al que muchos otros quisieran parecerse. Y es evidente que los buenos modos, los reconocimientos, la gratitud, no han prevalecido en la actuación pública de los responsables de la Junta de Andalucía, con un Moreno Bonilla ausente de toda presencia para ayudar a devolver las cosas a su cauce y con una actuación basada en la tosquedad, la ingratitud o la difamación.
El diálogo entre la ciudadanía y sus gobiernos necesitan razonamientos y explicaciones. Pido a la consejera de Educación más diálogo, que permita a Granada y al Parque de las Ciencias seguir sirviendo de espacio para el futuro de la ciudad y volver a ser uno de los museos de Ciencia más interactivos de España. Se necesita que el Parque de las Ciencias recupere tan admirable nivel conseguido, tan sobresalientes resultados, con tanto apoyo y cuidado conseguido que ideó y produjo exposiciones que pasearon el nombre del Parque y de Granada por los museos de ciencia más renombrados.
Y además diría que hay cinco razones que hay que poner sobre la mesa, por las que divulgar ciencia es fundamental porque:
1. Favorece el pensamiento crítico y promueve debates basados en evidencia en lugar de creencias infundadas.
2. Ayuda a frenar la difusión de desinformación en los medios.
3. Contribuye a mejorar la toma de decisiones políticas basadas en datos y evidencia, evitando decisiones que se basen en opiniones o prejuicios.
4. Permite enseñar qué es ciencia y qué no lo es, mostrando su capacidad para manejar incertidumbre y actualizar conocimientos constantemente.
5. Por último, la divulgación también permite compartir la belleza de la ciencia, del descubrimiento científico, revelando los misterios y maravillas del mundo que nos rodea.
Yo añadiría un deseo de futuro: siempre me ha parecido que la EASP y el Parque de las Ciencias deberían haber tenido una mayor vida conjunta, aunque montamos algunas actividades juntos. Creo que haber montado un espacio de divulgación en salud permanente, entre las dos instituciones en el Parque habría ayudado a que la EASP se acercara con su proyecto escuela de pacientes más a la ciudadanía, al mismo tiempo que hubiera permitido al Parque meterse en un mundo necesitado de divulgar más salud.
Divulguemos ciencia. Y más con un Parque de las Ciencias que nos permita conocer y reconocerlo en ese mundo de la ciencia.
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