Fray Rafael, arzobispo de Santiago
Ingresó en la orden de los frailes capuchinos menores en Granada
Jesús Martín Ramos
Lunes, 17 de abril 2023, 23:18
La Guerra de la Independencia y primeros años del siglo XIX constituyeron unos momentos muy difíciles para la Historia de España. Tal situación nos recuerda ... la biografía de un ilustre Arzobispo de la Sede de Santiago, del que aportamos algunos datos, por coincidir con el fin de la celebración del Bicentenario del Trienio Constitucional (1820-23), durante el reinado del monarca absolutista Fernando VII (1814-33). Nos referimos a Manuel José Anguita Téllez, más conocido en aquellas fechas en el ámbito religioso, político y cultural como Fray Rafael. Nació en Vélez-Málaga el día 15 de octubre de 1777 y falleció en el monasterio de Hebrón (A Coruña) el 3 de agosto de 1850, después de 34 años de episcopado. Ingresó en la orden de los frailes capuchinos menores (Granada) con 15 años. Como filósofo y teólogo, siempre estuvo muy preocupado por las cuestiones ideológico-políticas decimonónicas.
José Luis Abellán en la obra 'Ensayo sobre las dos Españas' (2011), señala que Fray Rafael se vio muy influenciado por la obra de Fernando de Ceballos titulada 'La falsa filosofía', monje jerónimo, que fue enemigo de los principios de la Ilustración y de las ideas nacidas de la Revolución Francesa, que se terminarían implantado en España después de la Guerra de la Independencia (1808-14) y del reinado de Fernando VII. De ser así, no es de extrañar que en 1835 fuera desterrado a Menorca (Baleares), al haberse dictado contra él numerosos cargos (oposición a la desaparición de los mayorazgos y a la desamortización eclesiástica, ayuda a los carlistas, no aceptación en general de los principios de la Constitución de 1812, etc.). Anguita Téllez es autor de numerosas obras como 'Carta Pastoral dirigida a sus diocesanos de Ceuta' (Málaga 1819); 'Edicto sobre los vestidos de los sacerdotes' (Santiago 1825); 'Edicto anunciando el jubileo, Año Santo' (1826); etc. pero ninguna como 'Apología del Altar y del Trono' (1818), que es la obra apologética de mayor resonancia en España de las primeras décadas del siglo XIX. Fue nombrado obispo de Ceuta en 1817, arzobispo de Burgos, donde ejerció pocos meses, en 1824, y en este mismo año, el 12 de octubre, se le destinó, como arzobispo, a la sede de Santiago de Compostela.
El fraile capuchino considera que el liberalismo, ideología que surge en 1789 con el triunfo de la Revolución Francesa en el país vecino, es enemigo de la Iglesia y del Estado y que los principios recogidos en la Constitución de Cádiz de 1812 son una copia de ella, motivo por el que siempre se opuso a su implantación en nuestra nación, sin embargo, el levantamiento del general Riego en 1820, originó el triunfo del liberalismo en España y el establecimiento del Trienio Constitucional que finalizó en 1823, al llegar el general francés, duque de Angulema, que restableció de nuevo el absolutismo durante el reinado de Fernando VII (1814-33) enviado por los países europeos representados en el Congreso de Verona (Italia). Durante estos tres años, fue buscado intensamente por sus opositores refugiándose en diversos conventos andaluces de la congregación para evitar que se levantara contra ellos cualquier acusación (Ubrique, Cabra, Estepona, Écija,.....). Finalizado este periodo, el rey Fernando VII, le concedió la Cruz de la Real Orden de Carlos III.
Sus grandes obras en Santiago fueron: la fundación del Seminario Conciliar; Casa de los Venerables para los sacerdotes discapacitados y faltos de recursos; durante su ejercicio, el reloj que vemos en la catedral, se construyó en El Ferrol por Andrés Antelo; protegió el Hospicio de Santiago, y como agradecimiento, el Ayuntamiento le dedicó una lápida conmemorativa; restauró algunos conventos (Dominicas,....); restableció la disciplina eclesiástica que se había relajado por los conflictos políticos y sociales, etc. Desde el primer momento de ocupar la silla arzobispal, distribuyó entre las gentes más humildes e iglesias más pobres, una gran parte de las rentas que disfrutaba de la catedral. Su cadáver yace en el interior del templo, cerca de la reja del Coro y al lado del Evangelio. La fama adquirida fue muy grande. Mientras los partidarios del Antiguo Régimen (realistas) le alababan continuamente, los liberales, siempre le consideraron como uno de los mayores enemigos del constitucionalismo, por la fuerza que tenían sus sermones y escritos en el ámbito social.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión