Veranillo del melocotoncillo
Yo les quería hablar de la supercomputación cuántica —como si supiera algo del tema—, que me hizo mogollón de ilusión leer lo de ese centro ... que vamos a tener en breve en Granada. Pero con esta calor, ha sido escribir lo de 'supercomputación cuántica' y sufrir espasmos y calambrazos.
Me apunto en la agenda 'hablar con Paco Benítez', pero también me apunté hablar con José María Pérez Zúñiga sobre la financiación y la condonación de la deuda autonómica y aún me está esperando. Como Men Marías y May R. Ayamonte, para hablar de novela negra y festivales culturales. Pero es que este asqueroso viento caliente me tiene la moral comida.
He mirado cuándo cae San Miguel, que no soy muy santero, por si el famoso Veranillo del membrillo era esto. Pero no. Toca a final de mes. Estaremos en el Veranillo del melocotoncillo o algo por el estilo, pero llevo varias noches durmiendo fatal. ¿Durmiendo he dicho? A cualquier cosa se le llama dormir. ¡Qué asco!
Aun así, el cuñadismo campa a sus anchas. Sigue siendo verano y en verano hace calor, así que esto es normal; sostienen algunos. Cada vez menos, espero. Como espero que el negacionista del cambio climático sea también antivacunas y terraplanista, de forma que la estulticia quede más concentrada que repartida.
El titular 'Se bate el récord de calor' empieza a estar tan trillado que ya ni nos llama la atención. Es lo que tiene llevar así desde junio. Que se te quitan las ganas hasta de vivir. En sentido (más o menos) figurado.
Pero volvamos a la supercomputación por venir. Dicen los que saben que su conjunción con la Inteligencia Artificial abrirá puertas impensables, inimaginables y hasta imprevisibles. No sé si será la calor —vuelta Perico al torno— pero espero que quienes deben tomar determinadas decisiones sepan lo que se traen entre manos. Y es que, de chavea, crecí con un póster de 'Terminator' en mi cuarto. Y eso imprime carácter. Por un lado, el look de Arnold Schwarzenegger me animó a dejar de peinarme con la raya al lado y pasarme al cepillo.
Pero, más allá del estilismo, la película de James Cameron me hizo temer a las máquinas. Skynet y tal. Como '2001. Odisea del espacio' y una más desconocida, que me dejo tó traumao: 'Engendro mecánico'. Y es que a mí, 'Black Mirror' me pilló con los deberes ya hechos.
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