El pasado jueves, al terminar la proyección de 'La casa' en el Madrigal, hubo coloquio, que Juan se trajo al director de la película, Alex ... Montoya, al preestreno. Tras unas cuantas preguntas de lo más interesantes por parte del público llegó uno de esos momentos que ejemplifican qué es la magia del cine: un espectador, visiblemente emocionado, 'acusó' al cineasta y a Paco Roca, autor del cómic en que se basa la cinta, de haber contado su propia historia. No lo dijo con esas palabras, que el hombre fue bastante más entusiasta, expresivo y coloquial, por decirlo suavemente; pero ese era el sentido.
Tenía muchas, muchísimas ganas de ver 'La casa'. El cómic homónimo es una auténtica joya. En el Festival de Málaga, la película fue muy bien acogida y las críticas han sido muy positivas. Por todas esas razones, no diré que tenía miedo a que me decepcionara, la verdad, pero tampoco esperaba que me fuera a gustar tanto, tantísimo. Es una de esas películas que nos interpelan a todos y cada uno de los espectadores. A cada persona le llegará de una manera diferente, pero a todos nos concierne. Y si hay alguien a quien le resulte indiferente, que vaya al médico, no sea que esté muerto y aún no lo sepa.
He aprovechado el fin de semana para releer el cómic de Paco Roca publicado por Astiberri. Y me ha gustado más que en la primera lectura. ¡Con lo que ya me flipó entonces!
No les estoy contando nada del argumento, lo sé. Y es que, habiendo un epílogo de mi querido, añorado y llorado Fernando Marías… ¡En dieciocho palabras explica qué es 'La casa'! Y sin spoilers, que así arranca la historia: «Paco Roca ha hecho un libro a partir de los sentimientos generados por la muerte de su padre».
Lean el cómic y vean la película. Da igual el orden. Es una adaptación tan exquisita y atinada que ambas obras se retroalimentan mutuamente. ¡Imprescindibles!
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