Variadas izquierdas electorales
Ya tenemos las candidaturas de izquierdas para las municipales en la capital. El sábado se presentaba en sociedad Granada Unida, que lleva como número uno ... a Francisco Puentedura, un tipo serio y cabal, trabajador y comprometido, alejado de estridencias y buen conocedor de los entresijos de Plaza del Carmen.
En paralelo, Podemos lamentaba la decisión de IU de romper la unidad para la cita electoral. Según los morados, IU dio por rotas las negociaciones el pasado viernes –entendemos que por la tarde– cuando había un acuerdo cerrado por la mañana. Lo que nos indica que cerrado, lo que se dice cerrado del todo, no debía estar.
A la vista de lo que pasó con el fiasco de la candidatura de izquierdas para las anteriores elecciones andaluzas, las fallidas negociaciones con el PSOE para la reforma de la ley del 'solo sí es sí' y las presiones a Yolanda Díaz de cara a la presentación de Sumar, lo mismo Podemos debería echarle una pensada al concepto de 'negociar'. Que no es sinónimo de imponer o avasallar. O algo parecido.
Interesante y atractivo popurrí el de esa Granada Unida. Me llamó la atención ver ahí a Mayte Olalla, la que fuera concejala de UPyD, que también estuvo el domingo en la presentación de Sumar en Sevilla, luciendo su generosa sonrisa. Acostumbrados a que los virajes ideológicos vayan de izquierdas a derechas –verbigracia, lo de Tamames– está muy bien que haya quienes hagan el viaje inverso. Es un mantra decir que las izquierdas desunidas se roban votos entre sí. Como si el trozo de pastel al que aspiran hincar el diente estuviera delimitado y fuera chiquito. Menguante, incluso.
No sería mala táctica, en vez de pelearse entre sí, hacer propuestas ilusionantes y creíbles para la ciudadanía de a pie y trabajar para convencer a indecisos, volubles y, sobre todo, a hartos y abstencionistas. Ahí sí hay tarta.
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