A tiro sucio
Un ferviente seguidor de Trump asesinado mientras hablaba en una universidad de Utah y, aquí al lado, en Prado Negro, un vecino muerto; asesinado a ... tiros por un individuo con licencia de armas. Afortunadamente, no se puede comparar una sociedad como la yanqui y su 'cultura' armamentística con la española. Ni las razones de un crimen tienen nada que ver con las del otro; ambos execrables y condenables. Pero resulta tan doloroso asomarse a la actualidad local y a la internacional, ambas teñidas de sangre, que yo qué sé.
Y todo ello sin olvidar que el presidente de la Junta solicitaba al Ministerio del Interior endurecer todo lo referente a la posesión de armas blancas. Ahora se me vienen a la cabeza los tiroteos de Loja y el homicidio y posterior quema de viviendas en Pinos Puente. Y la noticia de que Granada supera a Cádiz en diligencias previas por delitos de tráfico de drogas, lo que ha llevado aparejada la solicitud de penas más severas por parte de la Fiscalía.
¿Y qué me dicen de las imágenes de las narcolanchas jugando al gato y al ratón con la Guardia Civil o los desembarcos de droga a plena luz del día en playas repletas de bañistas? Lo sé. Estoy mezclando churras con merinas. Pero al pesimismo existencial por todo lo que pasa en el mundo que les comentaba el otro día se suma lo que ocurre en nuestro entorno más cercano. Lo recopilaba Laura Velasco el mismo domingo 31 de agosto, que fue «uno de los meses más dramáticos que recuerda nuestra provincia, con varios homicidios, accidentes laborales y de tráfico».
Porque lo del niño de 12 años sorprendido por la policía con un revólver calibre 38, cerca de 80 cartuchos y droga que llevaba en su mochila un libro sobre Pablo Escobar me parece un terrible síntoma de la sociedad que se está conformando a nuestro alrededor.
Como el miércoles, por el centro, que pasé junto a un grupo de jóvenes con un pitbull sin bozal, aunque afortunadamente amarrado. Uno decía que el fin de semana iría a las fiestas del Zaidín, su barrio. Y otro le respondió: «Pero hermano, si eso estará lleno de 'panchos' y toda esa mierda». Sé que no está bonico hablar de pintas, pero aunque no hubieran tenido al perro, también me habría alejado de ellos. Y no (sólo) por su discurso. Qué mal todo.
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