Pasar según qué páginas
Las únicas páginas que paso con gusto son las del libro que estoy leyendo. Las demás, me cuesta trabajo. Estoy 100% de acuerdo con Quico ... Chirino cuando escribe: «No repitáis el argumento de que no pasa nada por envainarse el changüí de La Coruña. Hay que mirar al futuro, por supuesto, pero también es necesario ajustar cuentas con el pasado reciente». Justo eso.
La actitud de olvidarse y pasar página con el escándalo de Aesia me parece entre humillante y bochornosa. Imagine usted, estimado lector, que le estafan de mala manera. Un timo 'injusto', no de los que apelan a la avaricia del timado. Una estafa con cabronería y mala fe, equivalente de cuello blanco al atraco a mano armada. ¿Se imagina ir a comisaría a denunciarlo y que le dijeran que sí, que tiene usted toda la razón, pero que mejor envainársela y pasar página, mirar hacia delante y olvidar?
Y mientras, su timador, riéndose a mandíbula batiente y dándole palmaditas en la espalda, pasándole las manos por el lomo. «¡Ea, ea! Ya está bonito. Si no ha sido para tanto. ¡Con lo guapo que eres! Venga, venga. Olvídate y tira palante. Y no te pongas pesadito, ¿eh? Que cuando te da por algo, mira que llegas a ser cansino». Lo peor no es perder. Es la cara que se te queda. Y más si, encima, se descojonan de ti. ¡Zas! En toda la boca.
No. No vamos a recuperar la joía Agencia de marras. Ni es lo que se pretende, efectivamente. Como bien señala nuestro director —disculpen si esto suena a peloteo… o a flojera para rellenar espacio— «es una cuestión de dignidad. De doblar el brazo a quienes tomaron la decisión y que reconozcan públicamente que perjudicaron a Granada por motivos políticos. Que nos deben una que todavía no nos hemos cobrado». Justo eso.
Si nos tragamos este sapo sin decir esta boca es mía, si miramos para otro lado, pasamos página así como así, sin protestar siquiera; si nos hacemos los longui, ¿con qué cuajo presentamos candidatura a la Agencia de Salud Pública o a la de la Capitalidad Cultural, sin ir más lejos? Esto no va de quejas, quejíos, lloros ni lamentos. Esto va de justicia y de tomaduras de pelo. Si se consiente que el Gobierno dicte resoluciones tan peregrinas basadas en el volunto de una vicepresidenta y no alzamos la voz, ¿qué nos queda?
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