Libros para el verano
Leer es para todo el año, pero también es cierto que el verano, las vacaciones, el rebalaje y/o el ventilador nos ofrecen más tiempo ... libre para meterle mano, por fin, a esos libros que se nos acumulan en la mesilla de noche, esperando turno. Como verán ustedes en nuestro Gourmet, la semana pasada quedé con Manuel Berbel, artista y librero de Picasso, en el Carmen del Agua del Albaycín para compartir unas Cervezas Alhambra y hablar precisamente de libros.
El tiempo voló y se me quedaron en el tintero algunas de sus recomendaciones, empezando por 'El año de la sal', de María Jesús Peregrín, cuya acción transcurre en Pulpí y que nos recomienda leer sí o también. Y me encantó que subiera a la improvisada biblioteca que montamos con vistas a la Alhambra el cómic 'Hierba', de la coreana Keum Suk Gendry-Kim, tan dolorosamente bello. Y otro coreano, afincado en Alemania, el filósofo de moda: Byung-Chul Han y su imprescindible 'El espíritu de la esperanza', que tanta falta nos hace.
Recordando la presencia de Rosa Montero en Granada, en el festival Gravite patrocinado por CaixaBank, Manuel nos recomienda 'El peligro de estar cuerda', que me encantó cuando lo leí hace unos meses; y el muy artístico 'Emocionarte', de Carlos del Amor. Y uno que tengo pendiente desde hace tiempo, 'Una historia de la lectura', de Alberto Manguel, imprescindible para quienes leer es una forma de vida, más que una afición, hobby o distracción.
Otra novela que nos concierne: 'El día del lobo', de Antonio Soler, dos veces Premio Nacional de la Crítica, sobre La Desbandá, en la que cuenta una de las grandes infamias de nuestra historia: el bombardeo por parte de los golpistas sublevados a quienes huían de Málaga por la carretera de la costa en febrero de 1937. Y un ensayo que también estoy loco por leer: 'Sin relato', de Lola López Mondéjar, subtitulado como 'Atrofia de la capacidad narrativa y crisis de la subjetividad'. Que habrá que espolear a las neuronas a pesar de la calor, digo yo.
Hablamos de literatura japonesa y rusa –la historia de Dostoievski me la guardo para otra ocasión–, de las revistas Batarro y Alhóndiga, cuyo último número está dedicado a los cármenes precisamente, y Manuel se despidió con un saludo muy cariñoso dedicado «a todas las personas que me quieren, que con amor se vive mejor». ¡Amén!
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