Los invasores eran algas
Jesús Lens
Miércoles, 19 de junio 2024, 00:17
Cuando se habla de emergencia climática pensamos, sobre todo, en la calor. Y como por estos pagos, en verano, siempre han ardido las calles al ... sol de poniente, le echamos pocas cuentas. Entre los aires acondicionados, los centros comerciales a los que conviene ir con rebequita en pleno agosto y la cerveza bien fría vamos que ardemos. Total, para lo que nos queda en este convento… que apenquen los que vienen detrás.
Pero la emergencia climática a la que se enfrenta el Planeta va mucho más allá. ¿Han oído hablar de AMOC, las corrientes del Atlántico y su posible colapso allá por el 2030? Antonio Turiel, investigador del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC, lo escribía en X: «Empieza a haber convergencia en las diferentes investigaciones… Comienza a hacerse probable un colapso rápido de la AMOC. Quizá deberíamos empezar a tomarnos en serio lo de nuestra supervivencia». Ejem.
En este caso, lo que nos vamos a quedar es bien fríos. Helados, de hecho, que las temperaturas caerían hasta 30 grados en Europa. ¿Se imaginan, conseguir la Capitalidad Cultural del 2031 y no poder disfrutarla por estar tiritando bajo las mantas y aprendiendo a construir iglúes? El problema es que mucha gente se toma las predicciones de los científicos con la misma seriedad que los vaticinios del calendario maya. Y así nos va.
La desertización, la sed, el hambre y la miseria estructural están detrás de buena parte de los movimientos migratorios que tanto aterrorizan a quienes, sin embargo, no quieren saber nada de la Agenda 2030, que para eso son negacionistas del cambio climático. Piensan que con muros, alambre de púas y metralletas está todo solucionado.
Pero miren ustedes por dónde, los invasores que han llegado a nuestras costas, y por toneladas, cruzando las fronteras con total impunidad, son algas. Asiáticas en este caso. Nos lo contaba ayer Pilar García-Trevijano y así describe sus efectos el biólogo Luis Sánchez Tocino, más allá de la amenaza para la pesca y la biodiversidad: «Es un problema ambiental que a la larga afectará también al turismo de la costa. El hedor de la descomposición del alga y los insectos que genera son molestos. Se deben tomar medidas ya por el bien de todos los municipios». A ver si así, con la amenaza al maná turístico, nos lo tomamos más en serio. Que con los chiringuitos no se juega.
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