Tenemos que hablar
El jueves, después de escribir mi columna sobre Cerdán, la corrupción en el PSOE y en el Gobierno y la fantasmal aparición de Pedro Sánchez ... ante los medios de comunicación, me fui a la presentación de la marca de calidad territorial La Vega de Granada a La Cueva de 1900 de Peligros, convocado por Promovega. Resultó una velada extraordinaria de la que me hubiera gustado escribir hoy. Pero no.
El viernes estaba citado en el médico a las 8.20 am, después de tres semanas de espera. Era la primera cita del día y me las prometía muy felices. Pero había huelga, no me pudieron ver y me dieron volante para el 1 de julio, primera fecha disponible. También hubiera podido escribir sobre el deterioro galopante de la sanidad en Andalucía, pero tampoco.
Porque hoy, por decencia, solo se puede seguir hablando de una cosa: la corrupción que vuelve a asolar a los socialistas y la derivada granadina, que es muy significativa, como nos están contando con todo lujo de detalles María Victoria Cobo y Pilar García-Trevijano. Es todo tan sangrante, tan zafio y tan burdo que resulta increíble que en la cúpula del PSOE no se supiera. Y si no se sabía, casi peor. Si los suyos, tan cercanos, han sido capaces de engañarles de esta manera, ¿qué no podría hacer cualquier régimen enemigo?
Tras lo de Cerdán, una vez agotada la patada seguir de los bulos y la fachosfera, los socialistas orgánicos y los izquierdistas de manual y argumentario que no dejaban de dar la brasa en las redes sociales han adoptado tres tácticas. La primera, la del avestruz, tan habitual en estos casos. Obviar el tema, meter la cabeza en un agujero y hablar de Israel y de Trump. Muy cobarde y reveladora.
La segunda, el ventilador. Amenazar con el binomio PP-Vox y las llamas del infierno. Sostener que los nuestros serán unos corruptos de mierda, pero que peores son los otros. De tan incalificable y vergonzosa, no se me ocurre qué más decir.
Y luego están los del 'Emosido engañado' y la lágrima fácil, quienes han optado por mostrar empatía con Sánchez, apelando a la manzana podrida y al 'probe' de mí. Hacerse los tontos, o sea.
¡Qué larga se le va a hacer al PSOE la travesía en el desierto hasta su próxima hecatombe electoral, a medida que sigamos conociendo nombres, cifras y audios!
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