El deporte como bálsamo
Me pudo el ansia viva y nada más abrir los ojos me fui a la web de IDEAL. Y allí estaba ella otra vez, luciendo ... el luminoso amarillo del oro sobre la camiseta. ¡Maríaaaaaaaa! María Pérez, nuestra María Pérez, nuevamente campeona del mundo. Y sí. Como les he dicho otras veces, los logros de María los siento una mijitilla como propios gracias a que la atleta de Orce vive, entrena, come y habita entre nosotros buena parte del año. Eso y que compartimos palco en los Goya, algo que une mucho.
Me fui a dormir el viernes noche con regomello. María empezaba a competir a las doce y media y eran los 35 kms marcha. Mi semana había sido desmesurada, para variar, y estaba tan fundido que ni siquiera pude terminar la película con la que hacía tiempo. Podría haber visto la prueba en diferido. Pero me pudo el ansia, como les decía. ¡Y qué felicidad, leer las diferentes crónicas de nuestros compañeros, empezando por la de ese José Ignacio Cejudo sin el que ya no entiendo la marcha. Atlética. ¡Y el video del encuentro de María con su entrenador, Jacinto Garzón, y cómo la coge en brazos! Me alegro también por Jesús Huertas, pero de eso hablamos otro día.
Ya espero con ansia –otra vez– la presencia de María en el Palacio de Deportes. Ojalá sea en el primer partido oficial del Covirán, el que nos traerá de vuelta a Ricky Rubio, otro mito del deporte español, para tributarle el homenaje que se merece la mejor atleta española de todos los tiempos.
Y así enlazo con las buenas sensaciones que nos está dejando el equipo de Ramón Díaz, que me vi el partido contra Unicaja 'espatarrao' en el sofá, sintiendo esas 'good vibes' de las que hablan los modernos. Vale que nos desinflamos –sí, de nuevo el plural– al final, pero la cosa pinta bien. Y divertida. ¡Qué bálsamo de mañana deportiva, antes de salir a trotar!
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