Cerveza, charla, sapos y culebras

Si les digo que hablando con Luis me pasó buena parte de mi vida profesional por delante, pueden pensar que me ha dado un patiburri, un jamacuco, y que con el encefalograma más plano que de costumbre, la he diñado. Y no es así. Lo que pasa es que, con Luis, he vivido mil y una batallas, de cerca y de lejos.

Luis González es el actual portavoz del PP en el Ayuntamiento de Granada, pero fundamentalmente es amigo. De ahí que los primeros minutos de conversación fueran para ponernos al día de nuestras cuitas y, sobre todo, para hablar de dos Granadas: el de fútbol y el de baloncesto.

Luego, ya sí, hablamos de la otra Granada. La dificilita. La realmente complicada. La Granada que, más allá de ser una ciudad, es un estado de ánimo. A Luis, como a mí y como a tantos otros granadinos, nos duele Granada. Romayla, por ejemplo. ¿En serio terminaremos por morirnos sin ver Romayla terminada?

Granada, donde tanto cuesta avanzar. Granada la inmovilista, la de los mil y un pleitos que a nadie le importan, en realidad, pero que la mantienen atenazada, atada de pies y manos. La gran capital cultural al estilo quijotesco: pobre como las ratas en la que solo importa la fachada. La apariencia. La imagen. La grandilocuente Granada que sigue siendo la tierra del chavico. ¿Qué hay de lo mío? ¿Y de esto qué saco, en qué me beneficia?

A Luis González le tocó lidiar con la ruina del Ayuntamiento años ha y sacar adelante unas cuentas en extremo complicadas cuando nuestro consistorio estaba al borde de la intervención. Se chupó el marrón del 2+2 y ahora ha sido laminado por Marifrán Carazo de cara a las próximas municipales. Le tiro de la lengua. No sale una mala palabra de su boca… sobre esta cuestión. De otros temas, de los que aún no se puede hablar, sí echamos sapos y culebras. Los dos. ¡Ay, la cerveza, qué efectos secundarios tan reconfortantes tiene!