Cerebro reptiliano y diálogo
Me encanta que los planes salgan mal. Por ejemplo, lo de ayer con Luis Alcalá. Estuvo haciendo la ruta negro criminal conducida por May R. ... Ayamonte y Men Marías por los escenarios granadinos de sus novelas y, tras la tertulia con ambas escritoras y Clara Peñalver en el maravilloso Gran Café Bib-Rambla, en vez de irse a casa, se quedó a comer con nosotros.
Siempre que tengo un rato tranquilo con el director del Parque de las Ciencias hablamos de dinosaurios, que para algo es paleontólogo. Lo mismo le pasa a muchos padres que tienen hijos pequeños, de unos nueve años o así.
Los chavales están enganchados a los dinosaurios y sus progenitores temen que se queden ahí pillados. «No os preocupéis. En un par de años se les pasa», les tranquiliza. Pero entonces, apostilla: «Eso sí, si a los catorce o quince años siguen ahí, con dinosaurios en la cabeza… venid a verme».
¡Me encantó! Esa es la actitud. A mí me hubiera encantado que alguien me dijera algo así cuando mi fiebre por la literatura y el cine negro criminales, en vez de menguar con los años, siguió incrementándose con el paso del tiempo. Hasta llegar aquí.
Ha sido maravilloso escuchar a tres escritoras jóvenes, de otra generación, hablar sobre cómo abordan la cuestión de la salud mental en su obra. Cuánto hay que aprender de ellas, superando los prejuicios de nuestra mente viejuna, de nuestro cerebro cada vez más reptiliano, como los dinosaurios en que nos vamos convirtiendo.
Pensaba en todo ello mientras Granada parecía dividirse en dos. Por un lado, las treinta mil personas que se manifestaron contra la amnistía. Por otro, las que se concentraban en apoyo a Palestina. Banderas rojigualdas frente a pañuelos a cuadros.
Lo que pide el cuerpo, lo fácil, es hablar de las dos Españas. Pero no lo veo así. No es tan sencillo.
El giro copernicano del PSOE con respecto a la amnistía, por las razones que ustedes conocen sobradamente y que distan mucho de tener nada que ver con el progresismo o la justicia social, es un sapo difícilmente tragable y calificar de 'fachas' a todos los que han salido a las calles el domingo sí que me parece reptiliano.
Va a ser necesario trabajar, mucho y bien, en el tendido de puentes si no queremos que la fractura social vaya cada vez a más.
Déjenme que siga usando lugares comunes y tópicos, pero es imprescindible abrir cauces de diálogo sincero… o nos vamos a la mierda.
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