Apagón neuronal
Jesús Lens
Miércoles, 18 de junio 2025, 23:07
Con las ganas que tenía de conocer el Informe Aagesen sobre el apagón y el bajón que me ha dado (tratar de) leerlo. Porque no ... soy demasiado mal pensado, que si no pensaría que han esperado a que hiciera este puto calor infernal para hacerlo público y que nos pillara con las neuronas fundidas, imposible entender una palabra.
Lo de «causa multifactorial» sí me entra en la cabeza. Hasta yo soy capaz de entenderlo. De hecho, era algo más previsible que lo del fulano despistado al que se le cae el café sobre una regleta con enchufes y la lía parda. Pero el uso que se hace de esa expresión sirve, sobre todo, como anticipo de lo está por venir: un galimatías de cojón de mico.
Me quedo estas palabras del titular de IDEAL de Sara Bárcena: «desconexiones indebidas, oscilaciones atípicas y deslastres». Cómo será ese diagnóstico sobre el apagón que, bien leído y mejor aplicado, podría servir para que un psicólogo diagnosticara el cacao mental que tengo en mi cabezota. Y es que, para apagón, el de mis neuronas, que se cortocircuitaron tratando de entender la explicación ministerial. Es lo que tienen las causas multifactoriales.
Y no. No piensen que leí el follón del apagón ahíto de rebujito. O de bulanico. O de lo que demonios sea que se bebe en el Ferial. Y es que lo de «algunas de las desconexiones se habrían producido antes de superarse los umbrales de tensión» lo mismo te sirve para un thriller con psicópata al que se le funden los plomos que para una peli porno con amago de gatillazo.
De hecho 'Los umbrales de tensión' me parece un título inmejorable para un cuento, novela o guion. Que me lo guardo para otro momento, vamos.
Insisto en que no soy mal pensado, pero como el ministerio de Aagesen del que depende el pifostio eléctrico es el de Transición Ecológica y Reto Demográfico, empiezo a pensar que el apagón fue precisamente un subterfugio para que nos fuéramos pronto a la cama, dado que no teníamos móviles ni plataformas que nos distrajeran. Y una vez acostados, a las once de la noche y sin nada mejor que hacer… ¿jugamos al reto? ¡Al reto demográfico!
Perdón por el chiste malo. Esta columna debería haber sido sesuda, técnica y científica y me ha quedando más casposa que una noche de copas con Koldo y Ábalos.
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