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Ad Líbitum

Femineidad

El agua significa la gracia y los sacramentos de Cristo. También se deduce la universalidad e igualdad de la salvación para hombres y mujeres, sin distinción de sexos, razas o culturas.

Javier Pereda Pereda

Jueves, 7 de marzo 2024, 23:51

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Resulta admirable la actitud de Jesús de Nazaret con las mujeres. Fue uno de los más firmes defensores de su verdadera dignidad, pese a la ... mentalidad adversa del entonces pueblo judío. Aunque los doce apóstoles eran hombres, los Evangelios recogen cómo era su trato con las diferentes mujeres. Él mismo lo aprendió desde pequeño, al verlo reflejado en la delicadeza y respeto que dispensaba José a su madre la Virgen María. Por eso, su forma de actuar chocó con las costumbres culturales de su época, sorprendiéndose, incluso sus discípulos, al encontrarle hablando con alguna mujer. Así sucedió en una ciudad de Samaría que se llamaba Sicar, junto al pozo de Jacob, donde Jesús se encontraba reponiendo fuerzas. Entonces se acercó una mujer samaritana para sacar agua, y Jesús inició un entrañable diálogo con ella: Dame de beber. La mujer samaritana se sorprendió de que un judío se dirigiera a ella, porque entre judíos y samaritanos existía una profunda aversión. Jesús superó los convencionalismos sociales para entablar una conversación redentora. Le adivinó todo lo que había hecho: había tenido cinco maridos y el de ahora no era marido suyo, y le reveló que era el Mesías. El agua significa la gracia y los sacramentos de Cristo. También se deduce la universalidad e igualdad de la salvación para hombres y mujeres, sin distinción de sexos, razas o culturas. La propia samaritana, al conocer el don de Dios, se convierte de pecadora en discípula suya.

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