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J. R. Alonso de la Torre

Domingo, 9 de marzo 2025, 23:18

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Al atardecer, mi suegra entra en mi casa con su llave, se sienta en mi sillón finlandés con su lupa y coge mi periódico con ... descaro. Lee lo que escribo, pero no lo comenta nunca. A veces hablo de ella, pero le da lo mismo, ha asumido que es un personaje de columna y ni se da importancia ni se la da a su yerno. Sí me comenta las columnas de Rosa Palo. Dice: «Me gusta leer a esta muchacha». Y yo completo el subtexto: «Pero a ti, no». Las suegras son así, cuanto más las mimas, más te ignoran.

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