Gyozas o croquetas
A la última ·
Noviembre, mes de la sublime decisión¿Gyozas de rabo de toro con reducción de yakisoba y mayonesa de guacamole o saquitos de gambón frito, espuma de alioli y yema curada? ... He ahí la cuestión. Noviembre, mes de la sublime decisión. Nuestro WhatsApp se llena de mensajes con propuestas. Hay que votar ya las opciones de menú para las comidas prenavideñas de antiguos alumnos, antiguos colegas, antiguos peñistas… Somos todos antiguos, pero los platos a elegir son todos modernos: tartares, tatakis, carpaccios, risottos…
En mi bar de confianza, el tabernero, así se autocalifica, me enseña catálogos de estas y otras moderneces. Vienen ya preparadas, se llaman platos de quinta gama y con un golpe de microondas o un vuelta y vuelta están listos para comer. En las cartas de los 175.000 restaurantes franceses, es obligatorio avisar de si los platos son 'fait maison' (hecho en casa) o recalentados (gamme 5). Como la especialidad de mi tabernero son los morros con tomate y las orejas al ajillo, que prepara al instante y lo sabes porque lo hueles, no hay gamas que valgan.
En estas propuestas prenavideñas, al final de los parmentier y los pulled pork, aparecen algunos platos reconocibles y sin trampa: sopas de ajo, marmitakos, chuletones… Pero la quinta gama vence por goleada a la cocina de la memoria. Proust comió una magdalena casera y escribió que su sabor y su olor «perduran y soportan el enorme edificio del recuerdo». Detrás de un arroz meloso o una croqueta crocante de quinta gama, hay más retórica que cariño y nada evoca a una madre ni a una abuela. Pero no nos queda más remedio que escoger menú prenavideño desde la desconfianza: si no nos podemos fiar de una croqueta, ¿cómo nos vamos a fiar de una gyoza?
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