La dieta Trump
A la última ·
No moderas tu alimentación con criterio y por convencimiento, sino por temor a que mi dietista me eche la broncaTras los excesos veraniegos, hago lo que todo el mundo: intento adelgazar. Cada septiembre, recurro a alguna de las numerosas dietas que se pueden encontrar ... en internet, pero siempre acabo cayendo en la tentación abizcochada, en el pecado de pata negra. Este septiembre, he decidido, ¡por fin!, visitar a un nutricionista, pagarle cada mes, seguir lo que llamo la dieta Trump y en dos semanas he adelgazado cuatro kilos. Este régimen se basa en el miedo. Es decir, no moderas tu alimentación con criterio y por convencimiento, sino por temor a que mi dietista me eche la bronca los jueves cuando acudo a su consulta.
A mí me parece un profesional un tanto tarambana porque me manda una dieta con productos desnatados y cero cero, que se ha demostrado que son un poco cuento, asegura que todos los vinos blancos son dulces, que no los hay secos (ignorancia común entre muchos jóvenes) y manda la misma dieta a todo el mundo, independientemente de su sexo, edad y constitución. En eso, es un hombre tan irracional e incomprensible como Trump. Pero, al igual que Donald, maneja un argumento tan poderoso como disuasorio: el terror.
Su arma secreta antigrasa es una báscula a la que te sube cada jueves y, si no has adelgazado, te abronca como si fueras un presidente ucraniano con uniforme militar. Así que acudo a su consulta en actitud Von der Leyen, le demuestro que sigo sus directrices y ocurrencias y sigo adelgazando tan contento. La dieta Trump es una explicación de la naturaleza humana en los tiempos modernos: no adelgazas, votas, piensas ni actúas con convicciones y reflexión, sino con miedo. Nuestra única esperanza es que todo esto pase, retorne la cordura y volvamos a engordar.
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