Insoportable
«Hay corruptos de verdad. Algunos son todavía presuntos y otros ya han pasado y pasan por la cárcel aunque aún no hayan sido condenados. Ahora mismo están en el PSOE, pero en el PP tampoco se libran»
Ángel Iturbide
Periodista
Sábado, 6 de diciembre 2025, 22:04
Si a estas alturas existe alguien a quien le extrañe el auge de los movimientos de ultraderecha es porque no ha salido de la cueva ... o vive de espaldas a todo lo que nos rodea. Nos encontramos en un tiempo insoportable de cutrez y vulgaridad que nos llega a paladas de la mano de nuestros representantes públicos. Ya no es solo la corrupción. Si solo fuera la presencia de corruptos entre nosotros lo mismo era más llevadero. El problema es que el sistema está enfermo, socavado en sus cimientos y eso no hace sino alimentar a aquellos que no aspiran sino a un retroceso en las libertades que disfrutamos ahora. Que haya jóvenes que dicen preferir un sistema autoritario al democrático ya no chirría como lo hacía antes. Que algunos piensen que vivir en una dictadura no es tan malo, es hasta comprensible. Sobre todo si esos anhelos proceden de quienes no han vivido una dictadura nunca. El caso es que todo lo que considerábamos firme se va desmoronando poco a poco con peligro de colapsar.
El mundo de la judicatura está hecho unos zorros y aquel 'hay jueces que hacen política y políticos que imparten justicia' que sostuvo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una entrevista y que llevó a muchos a flagelarse en la plaza pública ya no nos parece tan fuera de lugar. Jueces que hacen política los hay y jueces que han conseguido que no respetemos sus decisiones (aunque digamos que las acatamos, pero no las compartamos como frase hecha que es), también. El de la política no está mejor. El término polarización se ha impuesto con fuerza hasta hacerse realidad. Triste realidad. Hay corruptos de verdad. Algunos son todavía presuntos y otros ya han pasado y pasan por la cárcel aunque aún no hayan sido condenados. Ahora mismo están en el PSOE, pero en el PP tampoco se libran. Hay incapaces, mentirosos y encubridores. Estos están en el PP. Incapaces como el expresidente de la comunidad valenciana, Carlos Mazón. Mentirosos, de nuevo, como Mazón. Encubridores como el PP que ha arropado a quien debería llevar como una losa sobre su conciencia la muerte de 229 personas y, sin embargo, la víctima parece ser él. Encubridores porque no solo no lo obligaron a dimitir tras su primera mentira, sino que un año después lo premian con un sobresueldo, coche oficial, dos asesores y una responsabilidad que probablemente será incapaz de asumir. También en el PSOE con un presunto asqueroso, o no tan presunto, Francisco Salazar que en pleno palacio de La Moncloa se subía la bragueta ante la cara de sus subordinadas. ¡Qué gracia! Ahora acaba de aparecer otro en Torremolinos. Asco. Y que las denuncias de acoso presentadas por las trabajadoras no solo no se investigaron sino que desaparecieron y no se volvió a retomar la cuestión hasta que eldiario.es la 'resucitó'. O con un presidente del Gobierno que no duda en humillarse ante los chantajistas de Junts en un nuevo intento por conseguir sus apoyos y aguantar lo que queda de legislatura al precio que sea. Total, que en todas partes cuecen habas.
Algunas son hasta graciosas y carentes de pudor o sentido común. Como es el caso de los populares de Almería que con todo lo que tienen encima con Javier Aureliano García, Fernando Giménez y demás no dudan en subirse al autobús y presentarse en Madrid para asistir a la manifestación convocada por su partido con el lema 'Mafia o democracia'. Porque hay que tener la cara muy dura, poco pudor o cero dignidad para querer dar lecciones de honradez y sacar pecho subiendo la foto de los sonrientes excursionistas almerienses en su cuenta de X.
Otras son penosas como es el caso de la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que en ese mismo acto aseguró ante un auditorio que no sabe ni qué aplaude, que «ETA está preparando su asalto al País Vasco y Navarra mientras sostiene a Pedro Sánchez», al tiempo que acusó al PSOE de entregar la alcaldía de «nuestra querida Pamplona» a Bildu. ¡Ay! si yo le dijera cómo era Cristina Ibarrola, la anterior alcaldesa de «nuestra querida Pamplona». La manipulación política de Ayuso no tiene límites. Ignora a propósito que Bildu, guste o no, es un partido democrático que acató la Constitución lo mismo que el suyo o que Vox. Resucitar a ETA es una vejación a todos aquellos que sufrieron directa o indirectamente el terrorismo y, sobre todo, a las víctimas del mismo. El problema no es solo lo que diga la presidenta madrileña sino el seguidismo de quienes agachan la cabeza ante semejantes afirmaciones cuando lo que tendrían que hacer es desvincularse públicamente de tales barbaridades. En fin, todo muy insoportable.
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