Insomnio en Ganivet
Ahora son los pueblos los que dan la medida del desastre. ¿Conocen Jete? ¿Han pasado alguna vez por Cortes y Graena? ¿Han estado en Freila?
Manuel Pedreira
Granada
Sábado, 26 de diciembre 2020, 00:07
S. G. H. eligió Víznar, pero sirven muchos más. Albuñuelas, Beas de Granada, Villamena, El Valle, Alpujarra de la Sierra, Cortes y Graena, Freila, Domingo ... Pérez, Fonelas, Ítrabo, Jérez del Marquesado, Nívar, El Pinar, Quéntar y Jete. Todos esos encajan en el número mil casi como en un molde.
Pronto lo harán también Benalúa de las Villas, Píñar, Otívar, Pedro Martínez, La Peza, Nigüelas, Orce, Montillana, Nevada, Huéneja, Galera, Colomera, Los Guájares y Chimeneas. A este ritmo, para el primer aniversario de la pandemia se incorporarán a la lista Cádiar, Darro, Campotéjar, Pinos Genil o Castilléjar. Y a la vuelta del verano, quién sabe, puede que Algarinejo, Castril, Dílar, Guadahortuna, Lecrín, La Malahá, Valderrubio, Purullena o Zafarraya, con sus 2.100 habitantes mal contados, valgan para el titular de la portada, sirvan para decir que el coronavirus ha borrado de la provincia a todos los vecinos de un pueblo de ese tamaño.
Benditos sean aquellos tiempos en que lo medíamos todo en campos de fútbol. Ese rectángulo de césped con rayas blancas y dos porterías era el calibre. Con él se iluminaban todas las cifras enormes. El campo de fútbol era el manguerazo de luz que te ayudaba a comprender cuánta superficie de bosque se perdía cada minuto en el Amazonas, cuántos discos había vendido Malú en los dos últimos años o cómo de extenso era el currículo de la ministra de Igualdad. Ahora son los pueblos los que dan la medida del desastre. ¿Conocen Jete? ¿Han pasado alguna vez por Cortes y Graena? ¿Han estado en Freila?
Granada es rica en pueblos y ahora también lo es en víctimas del coronavirus. Es crudo escribir esto un día de Navidad y lo último que querría uno es sonar apocalíptico, pero la portada del martes de este periódico deja pocas alternativas. Un millar de muertos. No se me iba de la cabeza ese titular cuando el jueves pasaba en coche por Ganivet y veía al personal apurando la tarde copa en mano, huyendo de la desesperación o precipitándose en ella.
La tentación de culparlos y culparnos es muy fuerte, quizás conveniente, pero aún me resisto a ver en ellos a los autores de la masacre. ¿Habrá estado alguno de ellos en Quéntar las suficientes veces para imaginárselo vacío? No estoy seguro. Me queda el consuelo de que todos habrán leído a Dámaso, y sabrán por qué a veces en la noche se revuelven y se incorporan en el nicho en el que hace 45 años que se pudren. Mañana empezamos a vacunarnos. Menos mal. Almuñécar tiene 26.000 habitantes.
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