Una impresión
La Carrera ·
La Justicia europea se descuelga ahora con que el interfecto adquiere la condición de eurodiputado y goza de 'inmunidades' desde el resultado electoralMartes, 24 de diciembre 2019, 00:39
Solo fue una impresión, pero la tuve y la cuento. Pensé: Los celtíberos somos pelín autodestructivos. Lo fuimos desde la noche de los tiempos y ... quizá por eso todavía nos atenaza la 'leyenda negra' que inventamos tras descubrir América, leyenda que colea, que nos creímos y con la que muchos españoles aún se fustigan; incluso convencimos de ella a nuestros vecinos europeos. Éstos tomaron nota y a la mínima nos pasan factura por episodios remotos sacados de contexto. Lo pensé ante el correctivo propinado a España por la Corte de Luxemburgo a cuenta de Junqueras.
La Justicia europea se descuelga ahora con que el interfecto adquiere la condición de eurodiputado y goza de 'inmunidades' (supongo que también de sueldo) desde el resultado electoral. Ignorante de mi, que creí que la sucesión de actos jurídicos tiene efectos, que el proceso tiene algún significado, que creí que la pauta legal era útil quizá para civilizarnos. Pero no, estoy equivocado. Resulta que todo sucede de una atacada y como por arte de birlibirloque, según novísimo criterio sostenido ahora por estos jueces calvinistas. Sí, para el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) la condición de eurodiputado se logra reuniendo votos y punto, ya se anoten en clave informática, en papeleta normalizada o en rollo de papel higiénico.
Las formalidades jurídicas se van al carajo porque ya nada dependerá de los requisitos intermedios de formalización como son jurar o prometer acatar la Constitución, (texto que -no sé si reparan en ello los de Luxemburgo- también fija el respeto a las decisiones judiciales, acierten o no).
A hacer puñetas –entonces– el tándem que nos enseñaron eminentes juristas que consideraban que fondo y forma han de ir de la mano para que se cumpla el Derecho. Es decir, para los juzgadores del TJUE podemos ir prescindiendo de formalidades jurídicas, desde ahora –por ejemplo– se podrá admitir una demanda presentada fuera de plazo, porque el plazo es mera forma y no fondo. Así la Corte manda al paro a los procesalistas pues los ritos legales se pasarán ahora por el forro.
Dos curiosidades: Esta sentencia de Luxemburgo pone patas arriba su propia jurisprudencia, la que al respecto sostenía antes de Junqueras, cuando acordaba justo lo contrario en casos similares. De paso el TJUE pone a parir al Supremo español, quizá el más garantista del mundo, que pecó de garantismo en un asunto ya resuelto en casos análogos por la balanza calvinista europea, ésa que siempre recela de lo hispano (recuerden euroorden, o pregunten a Nadal por cómo se las gastan nuestros amantísimos vecinos del norte). Demostración de que los excesos incluso cuando son de celo traen cola y acarrean más complicaciones que remedios.
Tuve esa impresión. Otro día hablaremos sobre si hoy tienen sentido las prerrogativas parlamentarias convertidas en privilegios cuando se utilizan no para tareas representativas del electorado, sino para zafarse de la justicia.
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