Imitando lo peor de sus mayores
Huesos de Aceituna ·
En en un Estado aconfesional como el nuestro, qué hicieron por nosotros y nosotras, la ciudadanía del siglo XXI –en este caso la de La Puerta de Segura y Bailén-, San Blas, San Mateo, San Patricio, el Santo Cristo, San Agustín o San LuisHay muchos alcaldes y alcaldesas –la mayoría–, en nuestra provincia de 97 municipios, que no tienen en la cabeza otra cosa que el bienestar de ... sus convecinos en estas circunstancias tan difíciles. Se afanan en facilitar, en lo que pueden los ayuntamientos, el desarrollo de la actividad económica; las mejores condiciones higiénicas de sus calles, de sus centros educativos y de las demás instalaciones públicas de su competencia; la implementación de actividades culturales y lúdicas en la medida que sus capacidades organizativas y económicas les permiten; o la asistencia necesaria a las familias más desfavorecidas. No dudo un segundo del empeño de quienes gestionan la administración más cercana al ciudadano, pertenezcan a la formación política que sea.
Pero resulta sorprendente la facilidad con la que algunos equipos de Gobierno municipales pretenden imitar lo peor de sus 'mayores'. Si no, a cuento de qué viene, por ejemplo, la intención, ahora frustrada en el caso de Bailén, de cambio de denominación de determinadas calles, cuando éstas fueron bautizadas en su día en honor a personas tan intachables en todos los sentidos como Enrique Tierno Galván o Pablo Iglesias Posse. Me refiero, claro está, a los municipios de Bailén y La Puerta de Segura. ¿Acaso existía en esas localidades algún movimiento ciudadano que exigiera semejante alteración? Pues no, así que da toda la impresión de que estos regidores –con ínfulas capitalinas- tan solo pretendían notoriedad entre sus adeptos y, sobre todo, entre sus superiores políticos. Quién sabe si haciendo méritos para una futura mejor vida en la 'profesión' política.
Porque, quizás, habría que explicarles quienes son estos dos 'apestados'. Enrique Tierno Galván era un intelectual y político –por ese orden- que tuvo el honor de ser el queridísimo alcalde de Madrid durante siete años –desde 1979 a 1986–, en los que se desarrolló la ahora envidiada 'Movida madrileña'. Pero, mucho antes de ello, se doctoró en Derecho, se doctoró en Filosofía y Letras, y fue Catedrático de Derecho Político en las universidades de Murcia y Salamanca, además de autor de innumerables traducciones y ensayos. También estuvo en la cárcel por su devoción democrática y, como es lógico, por la constante lucha contra la dictadura. Bueno, pues a la plaza Tierno Galván de Bailén la querían denominar Sanidad Española. ¿Puede haber un gesto más populista y farisáico?.
De Pablo Iglesias Posse –no confundir con…- lo primero que subrayaría es que falleció en 1925. Lo detallo para las mentes calenturientas, a menudo ignorantes también de nuestra historia. Es decir, por suerte para él la tierra le fue leve diez años y ocho meses antes del inicio de la Guerra Civil. 75 años de vida y de lucha obrera. Porque nació en una familia extraordinariamente humilde, tanto que, aun muy pequeño, se vio obligado a ingresar en un hospicio para pobres de Madrid. Después, inició su vida laboral como aprendiz de tipógrafo, oficio en el que fue ascendiendo a la par que en la defensa de los derechos de la clase obrera, sumida en la precariedad.
Sufrió numerosos despidos y la persecución de los poderes fácticos de la época hasta que, el 2 de mayo de 1879, fundó el Partido Socialista Obrero Español en la taberna Casa Labra. Ese fue su gran 'pecado', según parece desprenderse de la intención de los equipos de Gobierno de estos dos ayuntamientos. La calle Pablo Iglesias de La Puerta de Segura se llamaba antes Queipo de Llano. No digo más.
Que yo sepa, vivimos en un Estado Social y Democrático de Derecho, entre otros motivos, por la lucha constante de personas como estas, así como por la valía intelectual y humana que les hizo destacar en nuestra historia. No son protagonistas del ideario colectivo de tantos y tantas españoles y españolas demócratas por haber formado parte de este o de aquel partido político. Lo son por su denodado esfuerzo en dejar a las generaciones posteriores un mundo mejor del que ellos vivieron. Y, sólo por eso, merecen nominar no una, sino mil calles en toda España.
En este punto, habría que preguntarse, en un Estado aconfesional como el nuestro, qué hicieron por nosotros y nosotras, la ciudadanía del siglo XXI –en este caso la de La Puerta de Segura y Bailén-, San Blas, San Mateo, San Patricio, el Santo Cristo, San Agustín o San Luis. A parte, claro está, de formar parte del santoral y nominar, estos sí con todas las bendiciones, varias calles de estos municipios.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión