Trump y Musk se miden en el barro

El mandatario que convirtió la Casa Blanca en un concesionario de Tesla enfrenta un enorme dolor de cabeza, por las posibilidades del hombre más rico del mundo para agenciarse voluntades y torcer no solo la agenda económica presidencial, sino también apostar su dinero, como otros oligarcas de su calaña, en las legislativas en las que los republicanos se jugarán el Congreso. El empresario ataca el ego de Trump al decir que solo a él le debe la vuelta al Despacho Oval. Pero Musk deberá medir sus fuerzas ante pérdidas de 100.000 millones en una sola sesión bursátil, la amenaza de que le retiren subsidios y contratos públicos o se investiguen sus prácticas de negocios. Entretanto, los tribunales apenas alcanzan a frenar por un tiempo la afección a los ciudadanos de esta lucha en el barro.