Huelga
Puerta Purchena ·
No señor consejero de Educación, en estas circunstancias, lo que hay que tener, sobre todo, es un poquito de vergüenza para reconocer que, en esencia, no han hecho absolutamente nadaelena sevillano
Sábado, 19 de septiembre 2020, 23:25
Este viernes secundamos la convocatoria de huelga por una vuelta segura al cole, y mi hijo no fue a clase. Un grupo de padres y ... madres (con algunos niños y niñas) se fueron a la puerta del colegio con pancartas que hablaban de que las ratios no habían bajado (25, incluso 26 alumnos por aula), que no había recursos ni profesorado de apoyo para aliviar la masificación, y que, en esas condiciones, nadie podía garantizar que las famosas burbujas (intentar que los niños se relacionen siempre con un determinado grupo, evitando acercarse al resto de burbujas o grupos) no se iban a convertir en un caldo perfecto para que el bicho campara a sus anchas. En el aula de mi hijo no hay espacio físico para que quepan 26 mesas con una separación de metro y medio entre ellas. Al recreo, por mucho que esté acotado por clases, salen a la vez 100 alumnos (cuatro grupos) de 1º de Primaria.
Son verdades de perogrullo que conocemos todos, empezando, entiendo, por las autoridades educativas, que se han pasado desde marzo haciendo no se sabe bien qué. Solo se me ocurre que es que a lo mejor se fueron todas juntas a Lourdes a pedir que la covid-19 desapareciera por sí sola. En estas que llegó la vuelta al cole (ups), que claro, como era una fecha totalmente misteriosa y desconocida, pilló a todos los mandatarios desprevenidos, despistados. Y al consejero de Educación de la Junta de Andalucía, Javier Imbroda, se le ocurrió lanzar aquella frase de «Hay que afrontar el curso con ilusión», que me imagino que a él le parecería muy inspiradora, pero a mí personalmente me sonó a hueca, vacía y llena de humo. No, señor consejero de Educación, en estas circunstancias, lo que hay que tener, sobre todo, es un poquito de vergüenza para reconocer que, en esencia, no han hecho absolutamente nada. Ni ustedes, ni el ministerio, ni nadie. Que si dividen todos los docentes de refuerzo que anunciaron a bombo y platillo (ay, los números globales, qué bien suenan y cuánto bulto hacen) entre todos los centros educativos de Andalucía, sale a uno o dos docentes por centro, en el mejor de los casos. Y si se trata de bajar las ratios (lo que implica desdoblar clases), ¿me puede decir qué hace todo un colegio o un instituto con un profesor o profesora más?
Si alguien aún tenía la venda en los ojos, desde luego se le cayó el 10 de septiembre. Al menos en mi colegio, el Torremar, que es lo que estoy viviendo. Más de 900 alumnos, aún entrando por cuatro puertas en lugar de las dos habituales, son más de 900 alumnos, con sus correspondientes familias, en un espacio que ya estaba sobredimensionado y pidiendo a gritos un alivio de la presión. ¿Qué tiene que pasar para que abran un segundo colegio en Retamar? ¿Que los niños ya no quepan en las aulas y se amontonen en los pasillos? Y, por cierto, y ya que estamos, ¿a qué espera el Ayuntamiento para abrir una quinta puerta, la que da al parque, que la dirección del centro lleva meses solicitando?
En fin, que después de todo esto se te acerque un político y te pida que afrontes el comienzo del nuevo año escolar con ilusión me recuerda al dicho aquel, bastante vulgar pero creo que acertado para la ocasión, de que te meen encima y te digan que está lloviendo. Pues eso.
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