Ala misma hora que en Guadix lo pasaban en grande con el Cascamorras, un puñado de kilómetros más allá ardían los bosques de Los Guájares. ... Mientras disfrutábamos de la música de Carmencita Calavera en el Zaidín Rock, la sierra de Albuñuelas se consumía en llamas. No lo digo como crítica. Lo comento con impotencia. El año pasado estábamos en La Chucha cuando vimos una columna de humo en lontananza. Adivinando dónde estaría el fuego, mi hermano y yo cogimos las bicicletas y nos acercamos. Ya estaba allí la Guardia Civil y, justo al llegar, vimos a un grupo de bomberos dirigiéndose al corazón del incendio. Preguntamos que si podíamos ayudar de alguna manera. Con toda la cortesía, nos dijeron que lo mejor que podíamos hacer era no molestar. No estorbar.
Impotencia y extrañeza. Estaba tomando un café, cómodamente sentado en la terraza del Gregorio, cuando me llegó por guasap un vídeo estremecedor del incendio. En apenas minuto y medio, la Giralda, un pico a caballo entre Los Guájares y Albuñuelas, quedaba arrasada por las llamas.
He esperado a última hora para escribir estas líneas, con la esperanza de hablar en pasado del incendio forestal más devastador en la provincia de Granada en lo que llevamos de siglo, pero cuando he entrado en la web de IDEAL, la información era desalentadora: «El cambio de viento reaviva el fuego en flancos del Valle de Lecrín donde ya se había apagado». De hecho, la tarde se ha oscurecido en el Zaidín y huele a humo ahí fuera.
Alguien me reconvino, hace ya cuatro años, por no haber visitado Los Guájares en mi primer Verano en Bermudas, aquella serie viajera que escribí para IDEAL. Que era una zona preciosa, me aseguró. «Ya iré», pensé. Pero no he ido. Y ahora me arrepiento, claro. Me arrepiento todo. Ya llegará el momento de conocer las causas del incendio. Ahora es momento de mandar ánimo a los bomberos y nuestro apoyo y solidaridad a los vecinos que tan mal lo están pasando. Y comprometernos a ir a la comarca, en cuanto sea posible.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión